Cuando el presidente Joe Biden le dijo al mundo desde Varsovia el 26 de marzo que su homólogo ruso, Vladimir Putin , «no puede permanecer en el poder», la Casa Blanca rápidamente trató de restar importancia a los comentarios del líder estadounidense, señalando que los comentarios de Biden no eran un llamado a un «cambio de régimen». en Moscu.
Pero Biden luego dijo a los periodistas que «no retrocedería en nada» y que sus palabras eran una expresión de su «indignación moral» por las atrocidades que creía que un hombre al que calificó de «criminal de guerra» ha sido responsable durante la guerra en curso en Ucrania.
El presidente redobló estas acusaciones el lunes, luego de que surgieran imágenes que pretendían mostrar masacres cometidas al retirar las tropas rusas en las ciudades ucranianas de Bucha y Trostyanets. Rusia ha negado haber cometido atrocidades.
“Recordarán que me criticaron por llamar a Putin un criminal de guerra”, dijo Biden a los periodistas en el jardín de la Casa Blanca. «Viste lo que pasó en Bucha… es un criminal de guerra».
“Pero tenemos que recopilar la información”, agregó, “tenemos que continuar proporcionando a Ucrania las armas que necesita para continuar la lucha, y tenemos que obtener todos los detalles para que esto pueda ser un… juicio real en tiempo de guerra. «
Cuando se le preguntó si el propio Putin debería tener que responder por tales acusaciones, Biden dijo que «debería rendir cuentas».
Y aunque la administración Biden insiste en que no ha habido ningún cambio fundamental en la política de Washington, un esfuerzo concertado para recopilar evidencia de supuestas irregularidades rusas en el conflicto y responsabilizar a los funcionarios, incluido el propio Putin, marca la primera vez en más de tres décadas de La historia postsoviética de Rusia y las más de dos décadas de gobierno del propio Putin que Estados Unidos buscaba abiertamente imponer contra el Kremlin cuestan lo que podría cuestionar la legitimidad de su liderazgo.
Las implicaciones de un cambio tan histórico son inciertas, aunque están plagadas de riesgos que pueden desafiar las relaciones entre dos naciones que colectivamente poseen alrededor del 90% de las armas nucleares del mundo.
Putin también ha presentado durante mucho tiempo las políticas estadounidenses indeseables contra su país como un esfuerzo por erosionar su poder y la propia posición de Rusia en el escenario mundial.
Rajan Menon, quien se desempeña como director del programa de gran estrategia en el grupo de expertos Defense Priorities, investigador principal en el Instituto Saltzman de Estudios de Guerra y Paz en la Universidad de Columbia y profesor emérito en el City College de Nueva York, dijo a Newsweek que » La indignación» expresada por la administración de Biden por los informes recientes de asesinatos masivos de civiles en Bucha y Trostyanets, así como la «catástrofe humana» que rodea el asedio de Mariupol por parte de Rusia «son comprensibles, de hecho apropiados».
“Además, la ira crecerá porque es probable que salgan a la luz más incidentes horribles”, agregó. “Dicho esto, hay dos consecuencias a tener en cuenta ya que el presidente de Estados Unidos pide un cambio de régimen en Rusia, incluso sin usar ese término, y el juicio de Putin como criminal de guerra”.
Menon dijo que la primera consecuencia de este tipo es que «Biden tendrá dificultades para rechazar los pedidos de pasos militares adicionales, como una zona de exclusión aérea, porque quienes los soliciten preguntarán por qué se está conteniendo cuando él mismo ha reconocido y condenado el atrocidades, y dijo que Putin ya no debería estar en el poder y debería ser juzgado por crímenes de guerra».
“Sin embargo, una participación militar estadounidense más profunda no está exenta de riesgos”, dijo Menon. «[Es] importante tener en cuenta cuándo el otro lado resulta ser la otra superpotencia nuclear del mundo».
Menon dijo que el segundo orden de las consecuencias es la «tensión entre las duras denuncias de Rusia y la capacidad de Estados Unidos para facilitar un arreglo diplomático de la guerra, en términos aceptables para Ucrania, por supuesto, cada vez que llegue el momento».
«La participación de Estados Unidos puede resultar importante, pero Moscú puede resistirse», agregó Menon. «¿Te imaginas una llamada telefónica de Biden-Putin, y mucho menos una reunión cara a cara?»
Publicado en cooperación con Newsweek
