Este lunes por la mañana, el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil había ratificado los resultados de la segunda vuelta del 30 de octubre, en la que se impuso Luiz Inácio Lula Da Silva sobre el presidente Jair Bolsonaro. La corte descartó así numerosas pero infundadas denuncias de fraude o irregularidades en el proceso.
Como respuesta, manifestantes de extrema derecha que apoyan a Bolsonaro salieron a las calles; intentaron copar la sede de la Policía Federal tras la detención de un líder indígena (José Acácio Serere Xavante, habría intentado impedir el acto del TSE) que había realizado actos antidemocráticos; y luego incendiaron decenas de autos y colectivos en Brasilia.
Bolsonaro recibió a cientos de manifestantes y les dijo que él hará lo que ellos quieran (REUTERS/Adriano Machado)
La situación fue de suma tensión, y las fuerzas del orden reprimieron con gases y balas de goma a los manifestantes, que en su huida realizaron otros numerosos actos de vandalismo por las calles y avenidas de la capital.
Ante esta situación, debió reforzarse fuertemente la seguridad en el hotel Meliá 21, en el que se encontraba alojado Lula tras haber sido certificado por el TSE. En ese sentido, el senador Randolfe Rodrigues, un importante asistente del presidente electo, contó que existieron preocupaciones sobre la seguridad física de Lula y de su vicepresidente Geraldo Alckmin.
Según se informó, el área del hotel fue asegurada y se desviaron los autos del centro de la ciudad, pero se descartó, como había trascendido, que fuera a ser evacuado en un helicóptero.
Tras el acto y ya con los incidentes en curso, Bolsonaro recibió a cientos de sus seguidores en el Palacio de la Alvorada, los cuales le solicitaban encabezar un golpe de Estado contra el líder del PT. Según lo relató la prensa internacional, un sacerdote que se encontraba junto al presidente exhortó a los manifestantes a seguir en las calles.
En un mensaje confuso, pero que podría leerse como de apoyo a las prácticas golpistas, Bolsonaro les habría dicho: “Quien decide a dónde voy son ustedes. Quien decide por dónde van las Fuerzas Armadas son ustedes”.
El Gobierno nacional garantizó la seguridad de Lula, mientras que el gobernador de Brasilia, Ibanés Rocha, afirmó que los tumultos fueron controlados.
