El expresidente Jair Bolsonaro cuestionó la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) de imputarlo, junto a otras siete personas, por intentar cometer un golpe de Estado contra Luiz Inácio Lula da Silva.
A través de su cuenta de X, el exmandatario aseguró que el proceso en su contra “avanza a una velocidad 14 veces superior a la del Mensalão y al menos 10 veces superior a la del Lava Jato de Lula”.
“Tienen prisa. Mucha prisa”, señaló el líder de derecha, quien manifestó que hay intereses políticos detrás de la decisión unánime del máximo tribunal de Justicia de avanzar en el proceso penal.
“Ya ni siquiera intentan ocultarlo. La propia prensa informa, abierta y contundentemente, que la motivación no es legal, sino política: el tribunal intenta impedir que me juzguen en 2026, porque quieren impedir que me presente a las elecciones en libertad, porque saben que, en una contienda justa, ningún candidato puede vencerme”, afirmó.
Bolsonaro apuntó que “nos enfrentamos a un juicio con fecha, objetivo y resultado definidos de antemano”. “Algo que sería un teatro procesal disfrazado de Justicia; no un proceso penal, sino un proyecto de poder que pretende interferir en la dinámica política y electoral del país”, enfatizó.
En esa línea, sentenció que el caso es “una especie de atentado contra la democracia” para evitar que sea candidato a las elecciones presidenciales 2026.
“Un juicio político, llevado a cabo de forma parcial, sesgada y abiertamente injusta por un relator completamente comprometido y desconfiado, cuyo objetivo es vengarse, arrestándome y eliminándome de las urnas. Porque todos saben que, con mi nombre en la contienda, mi victoria y la conquista de la mayoría en el Senado son resultados ineludibles. Así de simple”, resaltó.
Sin embargo, aseguró que “cuanto más pisotean las normas, los plazos y las garantías para intentar eliminarme, más evidente se hace su miedo a las urnas y a la voluntad popular. Si realmente creyeran en la democracia que dicen defender, me enfrentarían en las urnas, no en la alfombra”.
También advirtió que “la comunidad internacional sigue de cerca lo que ocurre en Brasil”, mencionando que “juristas, diplomáticos y líderes políticos ya han reconocido el patrón: es el mismo guión que se observó en Nicaragua y Venezuela: persecución selectiva, acusaciones vagas de ‘extremismo’ o ‘amenaza a la democracia’ y el intento de eliminar a la oposición por medios legales”.