En 2020, mientras los estados de Brasil decretaban todavía cuarentenas para frenar la pandemia, el presidente Jair Bolsonaro lideraba caravanas en moto para desafiar el aislamiento. En una de esas giras llegó a uno de los barrios más pobres de Brasilia y se encontró en una esquina con un grupo de venezolanas muy jóvenes, se detuvo y entró a la casa con ellas.
El viernes pasado, previo al debate presidencial con Lula, de cara a la segunda vuelta, el mandatario contó el episodio por tercera vez: “Paré la moto en una esquina, vi unas niñas, bonitas ellas, de 14, 15 años, estaban arregladas, un sábado en una comunidad. Eran parecidas. Pintó onda y volví. Les pedí entrar a la casa y entré. Había unas 20 arreglándose, todas venezolanas. Yo me pregunto… ¿Chicas bonitas de 14, 15 años se arreglan un sábado? ¿Para qué? Para ganarse la vida”.
Inmediatamente, Bolsonaro recibió dos fuertes acusaciones: una, la más grave, por pedofilia; la segunda, por prevaricato, dado que no actuó como autoridad para impedir una situación de abuso de menores que él mismo estaba comprobando. Y también xenofobia, ya que la tía de las chicas salió a explicar que se trataba de un curso de maquillaje como formación laboral.
Em vídeo, Bolsonaro pede desculpa a venezuelanas; 'Meu compromisso sempre foi o de melhor acolher e atender a todos que fogem de ditaduras', afirmou. Em podcast, o presidente usou a expressão “pintou o clima” ao se referir a adolescentes venezuelanas que ele havia visitado pic.twitter.com/OsUoNVUIj0
— Gazeta Brasil (@SigaGazetaBR) October 18, 2022
Horas más tardes, el domingo a la madrugada, Bolsonaro salió en vivo a dar rápidas explicaciones sobre el tema, en su clásico tono enfurecido, acusando a la oposición y los medios por haber tergiversado sus palabras. La Justicia electoral prohibió que el tema se debata en TV el domingo. Pero Lula no lo dejó pasar, y en el estudio de Bandeirantes afirmó: “Tenés la conciencia sucia, por eso te levantás a la madrugada para hablar”.
Pasado el debate y en vistas de la ajustada diferencia entre ambos para el 30 de octubre, los asesores de campaña de Lula decidieron enfocar hacia allí sus discursos. Este martes, Lula aseguró en una transmisión en YouTube en un popular programa llamado “Podcast Flow” que Bolsonaro “se comporta como un pedófilo”.
«El comportamiento en el caso de las niñas de Venezuela es el comportamiento de un pedófilo, él percibió eso y le dio pavor y por eso dio explicaciones lo más rápido posible», sostuvo ante más de un millón de espectadores (batió el récord online de Bolsonaro, de 600.000 en simultáneo).
Y agregó: «Él se comporta como si fuese uno, por el tratamiento que da a las mujeres, por ejemplo. Él va a terminar el mandato y nunca llamó a la sociedad, ni a los favelados, ni a trabajadores, ni sindicatos, ni mujer, ni negro, nada. El vive para alimentar a los parapoliciales de la mentira que lo siguen. Tiene un ejército poderoso para divulgar mentiras, vive de eso».
En efecto, pocas horas antes el presidente emitió un mensaje junto a su esposa, Michelle Bolsonaro, y la representante del «gobierno interino» opositor de Venezuela en Brasil, María Teresa Belandria, pidiendo disculpas por sus palabras, algo poco habitual en su historial público.
«Si mis palabras, que por mala fe, fueron sacadas de contexto, de algún modo fueron un malentendido y provocaron alguna ofensa a nuestras hermanas venezolanas, pido disculpas, ya que mi compromiso siempre fue el de acoger y atender a todos los que escapan de dictaduras por el mundo», afirmó.
Desde el Partido Progresista (PP), del jefe de Gabinete Ciro Nogueira, emitieron un fallido comunicado intentando defender a Bolsonaro. Allí argumentaron que el presidente hizo aquel comentario porque pensó que las adolescentes venezolanas efectivamente eran prostitutas, dado que estaban maquilladas un sábado a plena luz del día.
A lo largo de su campaña de 2018, de sus cuatro años de Gobierno y de la campaña actual Bolsonaro se ha mostrado como un defensor de los valores morales más conservadores y por eso cimentó su buena performance de la primera vuelta en el electorado evangelista, que representaría casi un tercio del padrón. Las declaraciones sobre las chicas venezolanas impactan de lleno en ese discurso, y eso explica el énfasis del lulismo y las disculpas de Bolsonaro.
