A menos de 20 días de la segunda vuelta electoral en Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva sigue mostrándose como favorito en los sondeos, con 8 puntos de ventaja sobre Jair Bolsonaro.
La última encuesta de IPEC, publicada este lunes, indica que Lula mantendría el 51% de los votos de las últimas mediciones, mientras que el actual presidente obtendría un 42%, cayendo un punto en la intención de voto.
IPEC, que encuestó para este informe a 2.000 personas entre el 8 y el 10 de octubre, es una de las consultoras cuestionadas por Bolsonaro tras el sorpresivo resultado de la primera vuelta: las encuestadoras le daban al mandatario casi 10 puntos menos de los que finalmente consiguió.
En ese marco, ambos candidatos sigue buscando sumar los votos necesarios para imponerse el 30 de octubre, y la mirada de ambos ahora parece estar puesta en un vasto sector del electorado que profesa el cristianismo, participa de alguna iglesia evangelista y defiende una agenda conservadora.
Hacia allí apuntan todas las armas de Bolsonaro, a sabiendas de que buena parte de ese electorado apoyaría su ideario conservador. Se calcula que representan el 30% del electorado, con una preferencia de 7 sobre 10 a favor del mandatario.
En las últimas semanas, comenzó a circular en esos círculos una fake news que indicaba que Lula tenía decidido cerrar las iglesias en caso de ganar las elecciones, mientras algunos de sus candidatos sostienen que Bolsonaro está encarando una batalla contra el demonio.
Por caso, la senadora electa y pastora brasileña Damares Alves, activista de extrema derecha evangélica, aseguró que «el infierno se levantó» contra el presidente en respuesta a su determinación de combatir aberraciones sexuales, incluyendo violaciones de recién nacidos y el tráfico de niñas a países vecinos para el negocio de la prostitución. Lo aseguró en el marco de una gira de campaña junto a la primera dama, Michelle Bolsonaro.
Desde el Partido de los Trabajadores (PT) tuvieron que salir a desmentir los rumores, e inclusive anticiparon que en los próximos días se daría a conocer una carta destinada al pueblo evangelista, para llevar tranquilidad y explicar qué es lo que se hizo durante los dos gobiernos de Lula. Así se lo confirmó a Télam el coordinador de la campaña del expresidente, el senador Randolfe Rodrigues.
Pero más allá de los cruces discursivos, está la política. Y allí la competencia se vuelve todavía más dura en el corto y el largo plazo. En ese sentido, Bolsonaro adelantó que si se impone avanzará en la reforma de la Corte Suprema, el Supremo Tribunal Federal, con quien el presidente mantiene una fuerte puja.
Aprovechando la mayoría parlamentaria de los partidos de derecha y centro-derecha, quiere aumentar la cantidad de miembros, de manera que puedan sumarse al menos cinco miembros que respondan a su espacio, siguiendo una vez más el modelo de Trump, que logró modificar el perfil del máximo tribunal para que tenga un perfil más conservador.
Lula se mostró sumamente crítico. “Hoy Brasil está peor que cuando asumí en 2003; hay una falta de credibilidad. Ahora el presidente busca destruir las instituciones que garantizan la democracia: está prometiendo aumentar los miembros del para que sea favorable a él; yo designé a seis jueces y nunca les pedí un favor, no fueron designados para que me ayuden, sino para hacer su trabajo en la corte”.
Apenas conocidos los resultados de la primera vuelta, Lula cosechó dos apoyos clave, como lo son el de Circo Gomes y el de Simone Tebet, que entre ambos sacaron el 7% de los votos. De conseguir el apoyo pleno de esos votantes, tendría la segunda vuelta garantizada. Sin embargo, como eso no es seguro, debe ahora convencer a los indecisos, a quienes se abstuvieron, e incluso a algunos bastiones de Bolsonaro. El evangalismo es uno, pero en el tramo final de su campaña visitará Río de Janeiro, con un paso confirmado por las paupérrimas favelas de Belford Roxo, Alemão y Rocinha.
El cierre de Bolsonaro parece ser un misterio. Este lunes canceló el encuentro con cantores del ritmo musical sertanejo, que el más escuchado de Brasil (dominando las radios comerciales) y que es promovido por el agronegocio. Sin embargo, se supo que sí se reunió con el pastor evangelista JB Carvalho, aliado de Bolsonaro ante el electorado evangelista, en una muestra más de que ese es hoy el sector en disputa.
