El próximo 1° de enero de 2023 asumirá la presidencia de Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva, en lo que será su tercer mandato en el Planalto. Pero en las últimas semanas viene creciendo la preocupación por la posibilidad de que militantes de extrema derecha lleven adelante acciones desestabilizadoras buscando forzar un golpe de Estado.
La Justicia continúa investigando a grupos identificados como bolsonaristas, que cuentan con financiamiento por parte de empresarios agroindustriales y transportistas, y ya se produjeron numerosos allanamientos y detenciones. Así se logró interceptar, por ejemplo, a un hombre que intentó hacer explotar un camión de combustible cerca del aeropuerto de Brasilia, con el objetivo de “iniciar el caos”.
Este jueves, la Policía siguió adelante con las pesquisas en varias localidades del país y detuvo a al menos cuatro personas que estarían involucradas justamente en un intento de golpe (una en Brasilia, otra en Río de Janeiro y dos en Rondonia). El informe oficial indica que las fuerzas estaban dando cumplimiento a 32 órdenes de registro e incautación de la Corte Suprema.
«Los delitos investigados son los de daños calificados, incendio, asociación criminal, abolición violenta del Estado de Derecho y golpe de Estado, cuyas penas máximas combinadas ascienden a 34 años de prisión», detalló la policía en un comunicado.
Si bien las investigaciones y las detenciones buscan generar una sensación de mayor seguridad antes de la asunción, lo cierto es que están vinculadas a los hechos del 12 de diciembre, cuando la Justicia Electoral ratificó el triunfo de Lula. En ese momento se produjeron cientos de bloqueos de rutas y calles y se pidió al ejército intervenir el país para desconocer la derrota de Bolsonaro. En aquel entonces se detuvo a un líder indígena, y eso generó violentas revueltas en la capital.
Por temor a incidentes el 1° de enero, que además coincide con los festejos del tradicional Reveillon (fiesta de Año Nuevo), el Tribunal Supremo de Brasil prohibió a los propietarios de armas registrados portar armas de fuego en Brasilia hasta después de la toma de posesión.
