El periódico brasileño Folha de Sao Paulo reveló que informes técnicos militares permitían afirmar que las fuerzas armadas habían hecho arreglos logísticos para visitar 385 lugares de votación y tomar fotos de la lectura final de las urnas. De esa manera, podrían realizar un rápido conteo durante las elecciones presidenciales del 2 de octubre.
Este “boca de urna” les permitiría tener una efectividad del 95% y llevar confianza en los resultados a los sectores bolsonaristas. En vistas de esto, el diario afirmó que el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, actual jefe del Tribunal Superior Electoral (TSE), había llegado a un acuerdo con las fuerzas el 31 de agosto permitiendo a los técnicos militares el acceso a los resultados.
Se trata de una grave denuncia, porque el TSE había denegado en varias oportunidades a los militares, afines al presidente Jair Bolsonaro, participar del recuento oficial de los votos.
Vale recordar que el mandatario, en vistas de las mediciones que lo dan perdedor contra Lula en primera vuelta, inició una campaña para deslegitimar el sistema electoral (el mismo que lo llevó a la presidencia), preparando el escenario para no reconocer el resultado en caso de una derrota. Tal es así, que él mismo lo admitió y el Gobierno de EEUU advirtió a los altos mandos que no deben intervenir en el proceso democrático.
Según Folha, los datos que los soldados recabarán en los centros de votación serán enviados a un bunker, donde los expertos de una unidad de guerra cibernética ubicada en Brasilia concentrarán y analizarán la información.
Pero este lunes el TSE se vio obligado a aclarar la situación y a desmentirlo. «No hubo ningún cambio en lo definido en el primer semestre, ni ningún acuerdo con las Fuerzas Armadas o entidades de supervisión para permitir el acceso diferenciado en tiempo real a los datos enviados para la totalización del proceso electoral», sostuvieron los jueces.
Según explicaron, cualquier persona puede ir a las cabinas de votación y acceder a las lecturas finales, disponibles libremente, para que cualquiera pueda realizar su propio recuento, incluyendo a las fuerzas armadas. Ese sería el mecanismo que adoptarían los militares este 2 de octubre.
