En un hecho histórico y sin precedentes, el tribunal de Aviñón, en Francia, sentenció a la máxima pena de 20 años de cárcel a Dominique Pelicot por drogar entre 2011 y 2020 a su entonces esposa Gisèle Pélicot para violarla junto a decenas de hombres desconocidos.
Su exmarido la drogaba con somníferos para que otros hombres mantuvieran relaciones sexuales con ella, actos que filmaba sin su conocimiento.
El juicio también involucró a otros 50 hombres, cuyas penas variaron entre 3 y 15 años. Aunque la fiscalía había solicitado condenas más severas, algunas sentencias quedaron por debajo de lo esperado, generando indignación entre los manifestantes que se congregaron fuera del tribunal. Entre los condenados está Jean-Pierre M., aprendiz de Pelicot, quien recibió 12 años de prisión. Otros, como Romain V., recibieron penas significativas debido a la gravedad de los hechos, como ser seropositivo y no informar de su estado.
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De los acusados, seis quedaron en libertad tras cumplir su condena en prisión preventiva. Este grupo incluye a personas imputadas por delitos menores dentro del caso, como Joseph C., cuyo cargo era agresión sexual agravada.
La polémica también se extendió a las declaraciones de algunos acusados que negaron su participación o minimizaron sus actos, pese a las pruebas contundentes encontradas en los dispositivos de Dominique Pelicot.
El caso adquirió un significado histórico en Francia por su complejidad y el impacto en la sociedad. Gisèle decidió enfrentar el proceso públicamente para visibilizar el abuso y «cambiar de bando la vergüenza». Este valiente gesto desató una ola de manifestaciones feministas en apoyo a las víctimas, marcando un posible antes y después en el debate sobre el consentimiento y la violencia de género en el país.
La sentencia, aunque considerada insuficiente por algunos, podría impulsar cambios legislativos en el futuro. La fiscal del caso, Laure Chabaud, subrayó que este juicio deja una huella imborrable en el sistema judicial francés, consolidando la lucha por la justicia y la dignidad de las víctimas de abuso.