China está experimentando su mayor aumento de casos de covid-19 en los últimos de dos años, en gran medida por la variante Omicron. Desde el 5 de abril, las autoridades anunciaron un estricto confinamiento en la ciudad más grande y el centro financiero de Shanghái.
Las medidas se tomaron después de que los casos subieron a más de 13.000 por día, y este auge de casos provocó que más de 25 millones de habitantes estén sometidos a medidas restrictivas sin precedentes e indefinidas.
Es cierto que en el comienzo de la pandemia, gracias a su política de tolerancia cero-Covid, China fue la única economía importante que creció en 2020. Las fronteras selladas del gigante asiático, las pruebas rigurosas y las estrictas políticas de cuarentena dejaron con vida a la mayoría de las personas. De esta manera, el enfoque de China se convirtió en una fuente de orgullo nacional. “El éxito de la estrategia ha sostenido un nivel muy bajo de infección en comparación con el fracaso de las democracias liberales, incluido Estados Unidos”, dijo Yanzhong Huang, del Consejo de Relaciones Exteriores. Pero un nuevo brote en la ciudad más poblada de China amenaza con cambiar todo eso.
¿QUÉ TAN GRAVE ES LA OLA ACTUAL?
Mientras la mayoría de los países ahora están tratando de vivir con el coronavirus, China sostiene con determinación sus políticas de eliminación del virus más estrictas del mundo, “cero-Covid”.
Con señales de un descontento público en aumento, se están realizando pruebas masivas, mientras que se han establecido hospitales improvisados y centros de cuarentena en todo el país. Si bien las cifras oficiales muestran que las muertes han sido muy bajas en Shanghái, hay motivos para desconfiar de las cifras oficiales. Entonces, ¿cuánto tiempo puede China mantener sus estrictas políticas de “cero-Covid”?
La realidad es que los desafíos logísticos requeridos para confinar 25 millones de personas en sus hogares y mantenerlas alimentadas son enormes. Sin embargo, las autoridades revelaron su intención de seguir así hasta fin de año.
Ma Xiaowei, jefe de la Comisión Nacional de Salud de China, advirtió a la nación y a los miembros del Partido Comunista Chino sobre la autocomplacencia, descartando el «pensamiento erróneo» sobre la coexistencia con el virus y los «conceptos erróneos» sobre la variante Omicron que, con el correr del tiempo, se vuelve similar a la gripe.
El llamado de Ma para que el país «consolide los logros obtenidos con tanto esfuerzo» contra el COVID para poder «darle la bienvenida al exitoso 20º Congreso Nacional del partido» es la indicación más clara hasta el momento de que el enfoque de tolerancia cero, que exige cierres obligatorios en Shanghái y en otros lugares, está estrechamente relacionado con el evento del PCCh que se celebra dos veces por década. Se cree que el próximo encuentro tendrá lugar en noviembre y allí se espera que el congreso confirme a Xi Jinping en el cargo para un tercer mandato.
A medida que el sistema de salud de China se somete a una presión cada vez mayor, mantener el estado de emergencia con un enfoque “cero-Covid” también se trata de una decisión política con costos sociales y económicos de gran alcance.
