Tras dos meses de intensas negociaciones, a través de una mesa de trabajo establecida en La Habana, el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) informaron este martes que llegaron a un acuerdo para restablecer el diálogo de paz, que incluiría el finalizar la desmovilización de las guerrillas que todavía se encuentran activas.
La paz con el ELN había sido una de las principales promesas de campaña de Gustavo Petro. Tras el establecimiento de la mesa en Cuba, ordenó algunos gestos para favorecer esa conversación. Por ejemplo, se suspendieron las fumigaciones compulsivas de los campos ilegales con glifosato y se prometió no extraditar a EEUU a aquellos narcos que aceptaran negociar con el Gobierno.
En las últimas semanas, ambas partes aceptaron también la mediación de Venezuela, en la persona del propio Nicolás Maduro.
Un comunicado firmado por los comandantes guerrilleros Antonio García y Pablo Beltrán, y el alto comisionado para la paz, Danilo Rueda, sostiene que se llegó a una base de acuerdos para abrir oficialmente las negociaciones. «Para el Gobierno de Colombia y el ELN la participación de la sociedad en este proceso es esencial en los cambios que necesita Colombia para construir la paz«, afirman en el comunicado.
El mensaje fue leído en una conferencia de prensa en la capital venezolana, y por eso Petro anunció a través de un tuit: “Desde Caracas se reanudan los diálogos de paz oficialmente entre nuestro Gobierno y el ELN, junto a los países garantes de Venezuela, Cuba y Noruega».
En ese marco, cuenta Reuters, Beltrán afirmó que la intención es retomar el proceso después de la primera semana de noviembre y mantener el sistema de sedes rotativas para sus encuentros entre los tres países garantes: Cuba, Venezuela y Noruega.
El ELN había quedado fuera del proceso de paz alcanzado en 2016, que desmovilizó a las FARC. Actualmente cuenta con unos 2.400 combatientes y está acusado de financiarse a través del narcotráfico, la minería ilegal y el secuestro. De todos modos, se habían abierto acercamientos, pero en 2019 se suspendieron tras un grave atentado en Bogotá.
Desde entonces, se ha expandido hacia Venezuela: tanto analistas como las ONG sostienen que ya hay células activas en los estados de Bolívar, Amazona, Zulia, Táchira y Apure, con presencia en 40 de los 335 municipios del país. De acuerdo a Jeremy McDermott, director del Centro de Investigación del Crimen Organización Insight Crime, allí está hoy el eje del poder del ELN en la actualidad.
El hecho de que Petro, primer presidente de Izquierda de Colombia, se encuentre en el poder, ha cambiado el escenario para una reinsersión política de las guerrillas activas. «Pensamos que, en esta oportunidad, las nuevas circunstancias políticas de Colombia han permitido reiniciar las negociaciones«, afirmó el primer comandante, García, quien destacó que ahora es el turno de “recomponer la confianza”.
«La confianza que tenemos ahora es que hay un viraje en la política de paz que históricamente ha tenido Colombia y es probable que los acuerdos a los que vamos llegando en el proceso de construcción también vayan abriendo otras oportunidades», indicó.
De acuerdo a lo adelantado por Petro, el modelo de desmovilización a seguir es el de 2016, cuando las FARC dejaron las armas, e incluye negociaciones sobre la situación judicial de quienes hayan estado vinculados a la guerrilla o incluso al narcotráfico, con penas reducidas para quienes se apresten a colaborar. Además, el proceso de “paz total” impulsado por el mandatario incluiría obras de infraestructura y asistencia social para que los futuros exguerrilleros tengan garantizado un empleo o emprendimiento para subsistir.
Se calcula que las guerrillas han causado unos 450.000 muertos en seis décadas, además de millones de desplazados.