La selva del Darién, también conocida como el Tapón del Darién, es la única opción para miles de migrantes que viven en contextos de violencia y pobreza y desean salir de su país para poder llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Pero atravesar esta selva, que se encuentra entre Panamá y Colombia y que es considerada la más peligrosa de América Latina, es pasar por el infierno.
Toda persona que estuvo en el Darién y logró salir con vida, habla de secuestros, torturas y violaciones.
Esta ruta migratoria es controlada por grupos armados, narcotraficantes y delincuentes, como los «coyotes» que se dedican al tráfico de personas. También hay delicuentes que llevan a cabo emboscadas para robarle a los migrantes el dinero y las pertenecias que llevan.
Además su geografía también presenta un desafío para quienes deben atravesarla: su abundante vegetación, ríos caudalosos y montañas escarpadas.
A eso hay que sumarle el clima que se caracteriza por elevadas temperaturas y una humedad mayor al 90%. Más las frecuentes lluvias, lo cual lleva a la formación de ríos y zonas pantanosas, haciendo más difícil su recorrido, según lo indicado por la Organización de los Estados Americanos (OAS, por sus siglas en inglés).
Los venezolanos representan el número principal de migrantes que se adentran en el infierno del Darién, pero también individuos de Haití, Cuba y África. Todos escapan de lo mismo: violencia y pobreza extremas y buscan lo mismo, una vida en libertad.
Acerca de la cantidad de migrantes que cruzan el Darien, según el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, disminuyó casi a la mitad la cifra de personas que atraviesa esta selva
Aproximandamente 300.000 individuos, casi todos venezolanos, pasaron por el Darién en 2024, lo que muestra una baja del 41 % en comparación al 2023.
No obstante, el mandatario también precisó que «cincuenta y cinco personas han fallecido en 2024 en la ruta del Darién».
Este número puede ser mayor, debido a que, al tratarse de un paso ilegal es muy díficil contar con cifras oficiales.
Además, detalló que «180 menores no acompañados» habían quedado solos en la selva y fueron puestos al cuidado de instituciones de atención de la infancia.
Organismos internacionales recalcaron que al llegar a los puestos fronterizos de Panamá, los niños tienen heridas en la piel, torceduras, picaduras de insectos, enfermedades y deshidratación.
Diana Romero, especialista de Unicef en emergencias en Panamá, la cantidad de menores que viajan sin un familiar aumentó de aproximadamente 3.000 en los once primeros meses de 2023 a 4.476 en el mismo período de 2024.