Fernando Collor de Mello, quien fue elegido presidente de Brasil en 1990 venciendo a un joven Lula y fue destituido por un juicio político en 1992, fue condenado por corrupción y lavado de dinero por parte del Supremo Tribunal Federal (STF) del país.
El máximo tribunal votó en mayoría (por ahora, seis de los diez jueces) por condenar al exmandatario liberal, quien asumió en un contexto hiperhinflacionario y tomó polémicas medidas para intentar controlarla, incluyendo la implementación de un “corralito”, como el congelamiento del acceso a las cuentas bancarias.
(REUTERS/Ricardo Moraes)
A los 73 años, Collor de Melo debe esperar ahora la votación final de la Corte, lo que podría ocurrir el próximo miércoles, y allí se definirá también si debe cumplir la condena en prisión.
Aunque el expresidente enfrentó a lo largo de su vida política una gran cantidad de acusaciones, ocupó bancas en el Senado largo tiempo y eso le permitió contar con fueros.
La actual condena se enmarca en la investigación por el famoso “Lava Jato”, que envió a la cárcel a numerosos políticos de todos los partidos. La fiscalía acusó a Collor de haber recibido sobornos por R$ 30 millones (unos US$ 6 millones) de parte de una filial de Petrobras, la empresa estatal de energía.
Desde el principio, el exfuncionario viene rechazando los cargos. Sus abogados explicaron a medios locales que Collor de Melo «no cometió ningún delito» y que sería exonerado en la votación final del tribunal, algo que ahora parece poco probable, al conocerse la decisión de la mayoría de ellos en sentido contrario.
(Con información de Reuters)
