Desde este jueves, el Gobierno de Cuba comenzará a comprar dólares en el mercado paralelo casi al quíntuple del valor oficial, con el objetivo de hacerse de esas divisas para avanzar hacia la construcción de un mercado cambiario en la isla.
Actualmente, el tipo de cambio oficial es de 24 pesos cubanos por dólar, pero el mercado “blue” los comercializa a 120 pesos. Ese ese el valor que el Ejecutivo considera viable para una eventual apertura del mercado. “No puede operar al tipo de cambio 1×24, porque requiere una cantidad de divisas de las que el país no dispone”, admitió el el vice primer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil.
“La idea es ir, gradualmente, restableciendo el mercado cambiario”, aseguró por su parte la presidenta del Banco Central, Marta Wilson, a través de la televisión estatal, al realizar el anuncio.
Y detalló: “Hemos considerado que la tasa de cambio de 120 pesos por dólar, que es la moneda que se toma de base para después establecer el tipo de cambio con el resto de las monedas, es la tasa que nosotros consideramos que va a tener más expectativa”.
Pero esto no será inmediato: se trata de un “primer paso” para fortalecer las reservas en un contexto de gran complejidad, porque los efectos del bloqueo se han recrudecido, el país no se ha recuperado de los dos años de pandemia y, además, el mundo está en crisis por el aumento de la energía y los alimentos. Habrá que esperar a que “estén dadas las condiciones”.
Aún así, para Gil se trata de “una de las medidas que permitirá impulsar el avance de la recuperación de la economía cubana”, a la cual calificó como “abierta, con un alto nivel de importación, que enfrenta los altos incrementos de los precios internacionales de los combustibles, alimentos y de los fletes”. En ese marco, un mercado de cambio en el que Cuba también venda dólares “es una pieza faltante”.
“Se ha ido evaluando y estudiando, en nuestras condiciones, con nuestras particularidades de economía socialista, inclusiva, que no responde exactamente al diseño de una economía de mercado, pero que lo tiene que tomar en cuenta, cuál es la manera más coherente, práctica y objetiva de avanzar en la implementación del mercado cambiario”, explicó Gil.
Aún así, condicionó esto a que la balanza de esa compra-venta resulte superavitaria, es decir, “que el Estado compre más divisas que las que vende, y que ese resultado neto positivo se pueda invertir en la economía, generando oferta de bienes y servicios en moneda nacional, para que exista un incentivo para el canje de las divisas”.
