Tal como se esperaba, Dnald Trump y Kamala Harris se sacaron chispas en el primer debate presidencial en los EEUU, que se llevó a cabo en Filadelfia y que fue transmitido por la adena ABC News.
A diferencia del debate de Trump contra Joe Biden, el ritmo de la discusión fue intenso a pesar de que no podían interrumpirse, según el reglamento pactado, y las chicanas políticas reinaron por sobre los insultos o señalamientos personales.
La agenda del debate incluye temas sensibles para la sociedad estadounidense, omo la inmigración, la crisis económica, el aborto, los programas de salud y seguridad social, peor también abarcó el rol de EEUU en el plano internacional con Israel y Ucrania en el eje de la discusión.
A lo largo del debate, Trump señaló a la administración de Biden y en especial a Harris por la «inacción» del Gobierno respecto a la seguridad en las fronteras, mientras que la vicepresidenta repitió en numerosas oportunidades que Trumo es un dirigente «extremo» e «insensible», en contraste con su perfil y su propuesta de gestión.
Debate presidencial en EEUU: quiénes son los cerebros detrás de las estrategias de Trump y Harris
Tal vez el momento de mayor ensión entre ambos se vivió cuando Trump acusó a Harris de querer suprimir el presupuesto a para la policía y confiscar todas las armas del país, algo que la andidata demócrata se enargó de desmentir varias vees.
Desde luego, los diversos frentes judiciales de Trump estuvieron sobre la mesa, pero el exmandatario apuntó a la administración de Biden de iniciar una verdadera «caza de brujas» contra él, «invenando causas» y utilizando el sistema judicial como herramienta de persecusión.
En reiteradas oportunidades los moderadores intentaron que Trump se pronunciar en diversos emas por sí o por no, insistiendo con repreguntas, pero no lo lograron. Por ejemplo, al consultarle si él realmente quería que Urania ganara la guerra, él contestó: «Yo quiero que se acabe la guerra y dejen de morir personas».
Harris, en ambio, intentó ser taxativa en sus posturas, pero no logró ser convincente en cuanto a su giro discursivo respecto al fracking en la industria petrolera. Aunque manifestó que sus valores siguen intanctos, sostuvo que apoya el fracking, una práctica considerada contaminante, como parte de un ecosistema de fuentes de energía que deberían teneder a la sostenibilidad. Trump aprovechó esta inconsistencia y se lo repitió a lo largo de todo el debate.
Finalmente, ambos concluyeron con discursos medidos pero con diferencias estratégicas marcadas: mientras que Kamala Harris se concentró en repetir que tiene un plan y que gobernará para la gente; Trump decidió tratar de desbaratar esas palabras señalando que ella es parte del actual Gobierno y no está llevando adelante ninguna de esas medidas.