Una ola de vandalismo se provocó en Canadá tras los recientes descubrimientos de más de 1,000 tumbas sin nombre en antiguos internados indígenas que eran gestionados por la iglesia católica.
El primer ministro Justin Trudeau, denunció que estos actos han provocado incendios de iglesias, así como monumentos católicos y cristianos severamente dañados. Las comunidades de las etnias nativas y fuera de ellas se han manifestado en contra de los que consideran una “oscura historia colonial” del país norteamericano.
En conferencia de prensa, Trudeau calificó como “inaceptable y erróneo” que se generen actos de vandalismo en contra de la iglesia católica. “Entiendo el enojo que existe (por los hallazgos) contra el gobierno federal, contra instituciones como la Iglesia Católica”, acotó.
Para el primer ministro esos actos son “totalmente comprensibles dada la vergonzosa historia” de las escuelas residenciales indígenas de Canadá, pero consideró que los canadienses deben comprometerse con la reconciliación y no destruir.
El día festivo nacional de Canadá, el 1 de julio, estuvo marcado por estas protestas. De hecho, varias ciudades cancelando las celebraciones del llamado “Canada Day”. Diez iglesias de Calgary fueron vandalizadas, y en Winnipeg los manifestantes sacaron una estatua de la reina Victoria de su base en la legislatura de Manitoba, y otra cercana de la reina Isabel II.
En Gran Bretaña, el gobierno condenó en un comunicado el derribo de las estatuas de ambas reinas. “Nuestros pensamientos están con la comunidad indígena de Canadá después de estos trágicos descubrimientos (de tumbas), seguimos estos temas de cerca y continuamos comprometidos con el gobierno de Canadá en asuntos indígenas”, señaló la nota.
En junio, la Primera Nación Cowessess anunció el hallazgo de 751 tumbas anónimas, en la antigua Escuela Residencial Indígena de Marieval, en la provincia de Saskatchewan, a menos de un mes después de un descubrimiento similar en un viejo internado de Kamloops, Columbia Británica.
Se estima que alrededor de 150,000 niños nativos indígenas fueron reclutados a la fuerza, hasta la década de 1990, en 139 internados católicos en todo el país, donde fueron aislados de sus familias, idioma y cultura.
Muchos de ellos fueron sometidos a maltratos y abusos sexuales en estos centros educativos, donde más de 4,000 alumnos hallaron la muerte, según una comisión de investigación que concluyó que Canadá perpetró un auténtico “genocidio cultural”.
Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in collaboration with Newsweek