Eli Sharabi: «Volví del infierno. Volví para contar mi historia», con estas palabras se presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, el exrehen israelí, .
Este hombre de 53 años estuvo cautivo 491 días en los túneles de Gaza y tras el horror que vivió, alzó su voz para contar todo lo que atravesó.
Sharabi vivía en el Kibutz Be’eri junto a su mujer Lianne y sus dos hijas, Noiya de 16 años y Yael de 13. El 7 de octubre de 2023, miembros de la organización terrorista Hamás irrumpieron en estas viviendas y se llevaron a Sharabi, separándolo de su mujer y las dos nenas.
«Me llevaron a Gaza encadenado, golpeado, humillado. Me encerraron en túneles a 50 metros bajo tierra. Pasé hambre. Perdí 30 kilos«, afirmó.
Y fue ahí cuando manifestó: «¿Dónde estaban las Naciones Unidas? (ONU) Fueron 491 días de hambre. De estar encadenados bajo tierra. Y nadie vino. Nadie en Gaza me ayudó».
Sobre su vida previa al secuestro, contó: «Antes del 7 de octubre de 2023 nos conocíamos todos, trabajábamos juntos por el bienestar de nuestros hijos y nuestros vecinos».
Pero todo cambió a las 6.29 de la mañana del 7 de octubre cuando las alarmas empezaron a sonar. «Le dije a Lianne que no se preocupara, que pasaría rápido», indicó pero «escuchamos disparos, gritos, explosiones. Y luego, los pasos en nuestra puerta«.
«Pensamos que si no los provocabamos nos dejarían con vida», sostuvo
Sin embargo, pese a que él y su familia no ofrecieron ninguna resistencia, «entraron diez terroristas. Se llevaron nuestros celulares. Me agarraron a la fuerza y me separaron de mi familia«, aseveró
Y marcó: «Vi cómo llevaban a Lianne y a mis hijas a la cocina. No podía ver lo que pasaba, pero las oía gritar mi nombre. Yo gritaba el suyo. Les dije que no tuvieran miedo»-
«Pero el miedo que yo sentí en ese momento jamás lo había sentido», aseguró.
Esa vez fue la última que vio a su familia, mientras Hamás se lo llevaba, les gritó: «Voy a volver».
EL COMIENZO DEL INFIERNO
Sobre sus 491 días en cautivero, afirmó que al llegar Gaza: «Me convirtieron en su trofeo. Ni bien llegamos, una multitud intentó lincharme. Me sacaron del vehículo y me golpearon».
«Los terroristas me protegieron, pero no por compasión: me querían vivo para exhibirme como un botín de guerra», aclaró.
Los primeros 52 días, lo mantuvieron encerrado en un departamento. Le ataron las manos y los pies con cuerdas tan apretadas que le traspasaban la piel. «No podía moverme, apenas respiraba. No me daban comida ni agua suficiente. El dolor era insoportable«, precisó
Y subrayó: «Me desmayaba del dolor y cuando me despertaba, todo volvía a empezar».
EL INFIERNO PUEDE VOLVERSE PEOR
El 27 de noviembre de 2023, lo llevaron a los túneles subterráneos de Hamas, que están 50 metros bajo tierra.
«Me encadenaron. No me quitaban las cadenas ni por un segundo. Las heridas de mi piel nunca pudieron sanar. Cada paso que daba era de apenas 10 centímetros. Llegar al baño podía tomarme una eternidad», detalló.
En cuanto a la comida, contó: «Nos daban un pedazo de pan pita viejo y a veces un poco de té. El hambre consumía todo. A veces, si rogábamos lo suficiente, nos daban algo extra. Nos hacían elegir: un trozo de pita o una taza de té. Era la decisión más importante del día».
«Nos decían que el mundo nos había olvidado, que nadie venía por nosotros. Perdí la noción del tiempo. Cada día era igual: miedo, hambre, golpes, desesperanza», compartió.
Ese infierno constante se volvió aun peor cuando los secuestradores le mostraron una foto de su hermano Yossi. «Me dijeron que lo habían matado. Fue como si me rompieran el alma en mil pedazos. Mi hermano había sido el pilar de nuestra familia», recalcó
Y agregó: «En cautiverio, me contaron que él daba su comida a otros. Murió con el corazón lleno de bondad, pero en manos de asesinos sin piedad».
Con contudencia y sin dudar, apuntó contra los organismos internacionales. Ustedes hablan de la crisis humanitaria en Gaza. Yo la vi con mis propios ojos. Vi a terroristas bien alimentados con ayuda internacional mientras los rehenes éramos tratados peor que animales», cuestionó
Y dejó en claró: «No recibí ni una visita de la Cruz Roja. No me dieron atención médica. Nadie verificó si aún estaba vivo. Nadie vino a ver en qué condiciones nos tenían. Nos dejaron solos».
Por lo tanto, sentenció: «No acepto excusas. No acepto justificaciones. Si de verdad creen en los derechos humanos, entonces tráiganlos a todos de vuelta».
EL REGRESO DEL INFIERNO
Sharabi fue liberado el 8 de febrero pasado, tras 491 días en cautiverio. «Pesaba solo 44 kilos, menos que mi hija menor, Yael. Me miré en un espejo y no me reconocí».
Sobre su entrega, precisó: «Hamas organizó un ‘acto de despedida’. Me rodearon de terroristas armados y de una multitud que nos veía como entretenimiento. Era su gran ceremonia de ‘liberación'».
«Y en medio de ese circo, una representante de la Cruz Roja me dijo: ‘No te preocupes, ahora estás a salvo’… ¿Dónde había estado en estos 491 días?», planteó.
LAS PÉRDIDAS MÁS DOLOROSAS
Al llegar a Israel, Sharabi quería ver a su esposa y a sus hijas. «Me dijeron que mi madre y mi hermana me esperaban. Insistí: ‘¿Dónde están Lianne, Noiya y Yael??’
Y en ese instante, lo supe. Me las habían arrebatado para siempre».
«Había sobrevivido a un infierno con la esperanza de volver a verlas. Había resistido cada día pensando en abrazarlas. Y ahora, mi hogar estaba vacío. Mi vida había sido destruida«, manifestó.
Con la sala en silencio, concluyó: «Mi nombre es Eli Sharabi. No soy un diplomático. Soy un sobreviviente. Que vuelvan todos a casa. Gracias».
Former hostage Eli Sharabi's full remarks to the UN Security Council. He was in Kibbutz Be’eri and was kidnapped and held for 491 days. His wife and two daughters were slaughtered. He lost almost half his body weight and was tortured. Listen to his testimony. pic.twitter.com/MM7f80ENXA
— Magnus Ranstorp (@MagnusRanstorp) March 20, 2025