Por Ellie Cook, de Newsweek
El tiroteo contra el expresidente Donald Trump el sábado ha suscitado apremiantes preocupaciones de seguridad de cara al principal giro de la campaña electoral para las elecciones de noviembre. Un asistente a la manifestación murió y otros dos resultaron gravemente heridos, según el Servicio Secreto, que neutralizó y mató al tirador.
Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes controlada por los republicanos, dijo en un comunicado el sábado que la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, y «otros funcionarios apropiados» del Departamento de Seguridad Nacional y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI ) «aparecería en una audiencia ante nuestros comités lo antes posible».
El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes dijo en una publicación a X que había «invitado» a Cheatle a «testificar en una audiencia» el 22 de julio.
«Los estadounidenses exigen respuestas sobre el intento de asesinato del presidente Trump», añadió en un comunicado el comité, dirigido por el representante republicano de Kentucky, James Comer.
Trump asistía a un mitin en Butler, Pensilvania, el sábado, cuando recibió un disparo en la oreja derecha alrededor de las 6:15 p.m. hora local.
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Los agentes de seguridad rodearon rápidamente a Trump, a quien se vio con el rostro cubierto de sangre y llamando repetidamente a la multitud a «luchar» mientras lo sacaban del escenario.
El FBI está liderando la investigación sobre el tiroteo del expresidente, trabajando junto con el Servicio Secreto. La policía estatal de Pensilvania encabeza la investigación sobre los disparos de las otras víctimas, dijo el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro.
El favorito republicano fue trasladado al hospital y desde entonces ha sido dado de alta a su casa en Nueva Jersey.
Las especulaciones en línea rápidamente cuestionaron cómo un tirador pudo evadir al personal de seguridad en el evento antes de disparar y golpear al expresidente.
Thomas Matthew Crooks, de Bethel Park, Pensilvania, ha sido identificado como «el sujeto involucrado en el intento de asesinato del expresidente Donald Trump», informó el FBI a primera hora del domingo. Murió en el lugar, dijo el Servicio Secreto.
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«Podías verlo literalmente con un rifle», dijo a la BBC un testigo, llamado Greg Smith. Dijo que él y otros asistentes a la manifestación habían notificado a los agentes del Servicio Secreto, y que el hombre había estado colocado en un techo cercano durante varios minutos después de «gatear como un oso» antes de que sonaran los disparos.
Una cuenta, que publicó en X, describió lo que llamó «fallos de seguridad importantes en el plan de seguridad».
El multimillonario Elon Musk, que respaldó la candidatura presidencial de Trump tras el tiroteo, pidió que el liderazgo del Servicio Secreto «dimitiera», diciendo en una publicación en X: «Extrema incompetencia o fue deliberado».
Joseph LaSorsa, ex agente del Servicio Secreto, dijo que habría una «realineación masiva» y una «revisión intensiva» después del incidente. «Esto no puede suceder», dijo en declaraciones recogidas por Reuters.
El agente especial del FBI Kevin Rojek, a cargo de la oficina de la agencia en Pittsburgh, dijo que era «sorprendente» que el tirador hubiera podido realizar tantos disparos.
El teniente coronel George Bivens, de la Policía Estatal de Pensilvania, dijo que el tirador había disparado desde fuera del perímetro asegurado y añadió: «Es increíblemente difícil tener un lugar abierto al público y asegurarlo contra cualquier posible amenaza contra un atacante muy decidido».
Trump dijo en un comunicado publicado en Truth Social que deseaba agradecer al Servicio Secreto y otros organismos encargados de hacer cumplir la ley por su «rápida respuesta al tiroteo». «Me dispararon con una bala que atravesó la parte superior de mi oreja derecha», dijo. «Supe inmediatamente que algo andaba mal porque escuché un zumbido, disparos e inmediatamente sentí la bala atravesando la piel».
Publicado en cooperación con Newsweek
