El papa Francisco pidió este domingo la liberación de los rehenes en Gaza y el intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, al tiempo que advirtió: “No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo”.
En su mensaje por las Pascuas, el Sumo Pontífice encabezó en la basílica de San Pedro la tradicional bendición «urbi et orbi» (a la ciudad y al mundo) del Domingo de Resurrección, un largo discurso que tradicionalmente resume todas las amenazas a las que se enfrenta la humanidad.
En ese sentido, el papa repasó los conflictos y los males en el mundo y afirmó que Dios «abre las puertas de la vida, esas puertas que cerramos continuamente con las guerras que proliferan en el mundo».
Francisco, quien el Viernes Santo no acudió al vía crucis para «preservar su salud», recordó ante los más de 60.000 fieles congregados en la plaza «a las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania».
«La guerra es siempre un absurdo y una derrota. No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo. Que no se ceda a la lógica de las armas y del rearme», advirtió.
En ese sentido, sostuvo que «la paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón».
Asimismo, recordó a «las víctimas de tantos conflictos que están en curso en el mundo, comenzando por los de Israel y Palestina, y en Ucrania» y pidió que «Cristo resucitado abra un
camino de paz para las martirizadas poblaciones de esas regiones».
El Papa instó a «respetar los principios del derecho internacional» y solicitó «un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania».
«¡Todos por todos!», exclamó y volvió a hacer un llamado por los rehenes en Gaza.
«Que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un
inmediato alto el fuego en la Franja. No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y principalmente a los niños. Cuánto sufrimiento vemos en sus ojos», señaló.
Y enseguida añadió: «Con su mirada nos preguntan: ¿por qué? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué tanta destrucción? La guerra es siempre un absurdo y una derrota».
Asimismo, pidió no olvidar otros conflictos como los de Siria, o el Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel. También instó a continuar las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán.
El jefe de la Iglesia Católica pidió «consuelo a las víctimas de cualquier forma de terrorismo» y rezó “por los que han perdido la vida”.
«Imploremos el arrepentimiento y la conversión de los autores de estos crímenes», remarcó.
Rogó para que Dios «abra vías de paz en el continente africano» y ponga fin a la prolongada situación de sequía que afecta a amplias zonas y provoca carestía y hambre».
También se refirió la situación en la región de los Balcanes Occidentales, «donde se están dando pasos significativos hacia la integración en el proyecto europeo» y rogó para que «las diferencias étnicas, culturales y confesionales no sean causa de división».
En relación a Haití, solicitó que «cese cuanto antes la violencia que lacera y ensangrienta y pueda progresar en el camino de la democracia y la fraternidad» y que «conforte a los Rohinyá, afligidos por una grave crisis humanitaria, y abra el camino de la reconciliación en Myanmar».
El papa recordó a los migrantes y a aquellos que pasan problemas económicos para que encuentren esperanza y solidaridad, al tiempo que pidió por los niños que «carecen de cuidados
esenciales o son víctimas de abusos y violencia».
Fuente: NoticiasArgentinas.com