En un hecho de suma trascendencia para las relaciones internacionales de la Argentina, el presidente Javier Milei decidió no viajar a la Cumbre del Mercosur que se llevará a cabo este fin de semana (7 y 8 de julio) en la ciudad de Asunción del Paraguay.
Según el mismo mandatario lo explicó en una entrevista, no quiere cruzarse con su par Luiz Inácio Lula Da Silva, con quien mantiene un fuerte enfrentamiento político, ideológico e incluso personal. En su lugar viajará la canciller, Diana Mondino.
El problema, sostienen los analistas más reconocidos, es que Brasil es principal socio de la Argentina, y viceversa. A lo largo del siglo XX y lo que va del XXI, las relaciones comerciales y bilaterales en general entre ambas naciones han prevalecido más allá de cualquier puja coyuntural. Por caso, Brasil fue el primer destino internacional de Macri como presidente y también se mantuvo cuando Jair Bolsonaro y Alberto Fernández cruzaban insultos y señalamientos en las redes sociales.
Desde hace muchos años el fantasma de la ruptura del bloque se posa sobre él en la previa de cada Cumbre, y siempre terminan primando las relaciones diplomáticas. ¿Ha cambiado el escenario con la irrupción de Milei como bastión de la antipolítica y su negativa a dialogar con quienes considera “comunistas”? ¿Está el Mercosur ahora sí al borde de la quiebra?
Jorge Castro, destacado analista internacional y autor de los libros “El Desarrollismo del Siglo XXI” y “China y Argentina en el Siglo XXI”, conversó con Newsweek Argentina para ofrecer su mirada a esta nueva crisis que tendrá su epicentro en los próximos días.
LAS MIRADAS EN CAMBORIÚ
Para el analista internacional “lo más importante de esta cumbre es lo que sucederá con la relación entre Argentina y Brasil”, porque “eso es lo que determina todo lo demás”. “Por eso es que tiene tanta importancia este viaje de este fin de semana a Camboriú que realiza el presidente Javier Milei”, sostuvo.
¿Por qué en Camboriú? “El hecho más destacable”, explicó, “es que no va a estar presente en la reunión del Mercosur el presidente argentino, y su representación la va a llevar Diana Mondino, la canciller”.
“En términos de la relación política con Brasil, que es el vínculo fundamental que la Argentina tiene en el mundo, la situación se presenta todavía mucho más crítica este fin de semana, porque el presidente Javier Milei va a viajar a Brasil. Va a estar en el territorio brasileño, pero es para participar de una convención conservadora convocada por los hermanos Bolsonaro, y allí se va a entrevistar con el expresidente Jair Bolsonaro, que es el enemigo principal que tiene el actual presidente de Brasil, Lula da Silva”, contó Castro.
Aunque no es la primera vez que Milei hace esto (vale recordar que en dos oportunidades fue a España pero no se reunió con el presidente Pedro Sánchez, sino que participó en foros conservadores), para el experto el viaja a Camboriú es un hecho excepcional por la magnitud del peso de las relaciones con Brasil. “En este caso se trata de Brasil, que es un país extraordinariamente importante para las relaciones internacionales de la Argentina. En realidad, el más importante de todos”, destacó.
Para Castro, existe entre Argentina y Brasil una relación de fondo, profunda, que no depende de los políticos que ocasionalmente ocupan las casas de gobierno. Y, por el momento, ese vínculo se mantiene sólido.
“La relación de fondo sigue ocurriendo, y con manifestaciones muy notorias. Por ejemplo, en lo que se refiere a la existencia de grandes inversiones argentinas en Brasil, acaba de informar Alejandro Bulgueroni, uno de los principales petroleros argentinos, que va a establecer el mayor sistema de producción de energía hidráulica en Brasil en este momento. Esto indica un grado de compenetración entre los dos países muy elevado”, señaló.
Sin embargo, también advirtió: “Al mismo tiempo hay un criterio de prudencia en el sentido de que los conflictos de carácter político, incluso personal entre los dos presidentes, es conveniente que tengan un grado de reducción a través de un ejercicio del sentido común, para no llevarlos a un extremo, como podría ocurrir este fin de semana en Camboriú”.
Bolsonaro y Alberto Fernández encontraron una manera de lograr esa especie de “tregua” para mantener sus posturas críticas pero, al mismo tiempo, sostener las relaciones: Daniel Scioli. Pero para Castro los esfuerzos de Mondino pueden resultar infructuosos si ambos líderes no moderan sus discursos; y en especial Milei, que estará en suelo brasileño, por lo cual, un exceso de su parte puede ser considerado por Brasil como un ataque a su soberanía.
“Esto es una situación nueva. Se trata de dos figuras políticas de envergadura global, que son Lula, del Brasil, por un lado; y Javier Milei, de la Argentina, por el otro. El dato estratégico a tomar en cuenta es que este fin de semana el presidente argentino va a viajar al territorio brasileño. Es conveniente que tenga presente con claridad los límites que esto impone. Me refiero al hecho de estar presente en una convención política en territorio brasileño y a la forma en que pueda referirse al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva”, alertó.
Según Milei, el primero en interferir en la política del vecino país fue el propio Lula, cuando se metió en la campaña electoral de 2023 manifestándose abiertamente en favor de Sergio Massa, con duros señalamientos al entonces candidato Milei. Castro sostiene que se trata de un marco sutilmente diferente, pero con consecuencias que pueden ser muy distintas.
Así lo explicó: “Aquello se produjo dentro del límite de lo aceptable. Por eso insisto en que el dato nuevo es que ahora, este fin de semana, cualquier tipo de observación que realice el presidente Javier Milei respecto a Lula Da Silva va a ser realizado en territorio brasileño”.
Si Milei se comportara en Camboriú respecto a Lula como lo hizo en España en relación a Pedro Sánchez, ¿podría eso acarrerar consecuencias económicas para la Argentina? “No sabría decirle”, se excusó Castro, pero aseveró: “Lo que es seguro es que será un acontecimiento de mayor importancia que cualquier otro referido a las diferencias políticas, o incluso ideológicas, entre los dos mandatarios”. Es decir, el acto de Camboriú podría marcar un hito en la batalla personal entre Milei y Lula, pero sus consecuencias para ambas naciones por ahora son inciertas.