El papa Francisco había evaluado viajar a Ucrania tras la invitación que le hizo el presidente Volodimir Zelensky hace unas semanas atrás. Sin embargo, el sumo pontífice tiene la movilidad reducida últimamente debido a una distensión de los ligamentos que hace que caminar, ponerse en pie y levantarse de su silla sea cada vez más difícil y doloroso.
A sus 85 años, el fin de semana pasado renunció a celebrar la Vigilia Pascual y tuvo problemas durante la misa del Domingo de Resurrección. Además, suele caminar arrastrando los pies y con la ayuda de un asistente.
Ayer suspendió todas las audiencias previstas para hoy, incluida la reunión con el canciller argentino, Santiago Cafiero. Según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, la suspensión se debe a “razones de salud”. Hoy se sometió a una revisión médica de su rodilla derecha, para controlar su renguera por la ciática que parece haberse agravado.
Mientras llama a los fieles a rezar por la paz en Ucrania y a asistir a los afectados por la guerra, por el momento la vista del Papa Francisco a Kiev queda aplazada.