“Si no se avanza, los fieles seguirán perdiendo la fe en sus pastores”, advirtió este viernes el Papa Francisco, y reconoció que los cambios decididos en el organismo asesor para la prevención del abuso sexual en la Iglesia representan “un nuevo comienzo” en la lucha contra los sacerdotes pedófilos.
Sin embargo, admitió que “queda mucho por hacer” y agregó: “El abuso sexual de niños es particularmente grave, porque socava la vida en desarrollo”.
Dicho órgano consultivo fue creado por el propio Francisco en 2014 para ayudar a la Iglesia “a proteger de los abusos a los niños, jóvenes y adultos vulnerables”.
Satisfecho por la baja del número de actos de violencia sexual cometidos por religiosos, el pontífice pidió a la Pontificia Comisión para la Protección de Menores que cada año elabore un informe sobre los esfuerzos que realiza la Iglesia en ese ámbito para tener “información fidedigna sobre lo que está pasando y lo que hay que cambiar”.
Gracias a la nueva “constitución” para el Gobierno de la Santa Sede, que entrará en vigor en junio y reemplazará a la promulgada por el papa Juan Pablo II en 1988, el organismo tendrá mayor peso.
Fruto de nueve años de trabajo, el texto prevé la integración de esa comisión en el dicasterio (ministerio) que supervisa las investigaciones canónicas de los casos de abusos sexuales cometidos por el clero, convirtiéndolo así en un órgano oficial de la Curia romana, el Gobierno central del Vaticano.
“UN NUEVO COMIENZO”
En ese sentido, Francisco afirmó: “Se han sembrado semillas importantes, pero aún queda mucho por hacer”. Y tras asegurar que se trata de “un nuevo comienzo”, aseveró: “De ustedes depende ampliar el alcance de esta misión. Ello para que la protección y el cuidado de los abusados se convierta en la norma, en todas las esferas de la vida de la Iglesia”.
“Algunos creen que esa convivencia puede comprometer la libertad de pensamiento y acción de la entidad, o disminuir la importancia de los temas que trata. Esa no es mi intención”, explicó en referencia a las críticas por una eventual pérdida de independencia de la comisión.
Finalmente, el papa invitó a la comisión a “proponer los mejores métodos” para la lucha contra este flagelo, “teniendo en cuenta que la justicia y la prevención son complementarios”.
Sobre este tema, el cardenal estadounidense, Sean O’Malley, presidente de la entidad, añadió que el Papa “le ha otorgado a la comisión un mandato muy claro: que garanticemos que la puerta esté siempre abierta para todos aquellos que llamen a la Iglesia”.
Publicado en cooperación con Newsweek en Español