En un recinto amurallado en las afueras de al-Qutayfa, una ciudad a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, la capital siria, se encontró una fosa común de Bashar al Assad en el que había hasta 100.000 cadáveres.
En una nota publicada por The Economist, hay quienes plantean que el número podría ser mayor a 100.000. Ya solo con esa cifra, se trataría de la fosa común más grande del mundo.
En los últimos años, organizaciones de derechos humanos corroboraron a través de imágenes satelitares que en las afueras de al-Qutayfa había una fosa común. No pudieron determinar cuántos cuerpos había allí.
De hecho, antes de la guerra civil, Al Qutayfa ya se encontraba fuertemente militarizada y contenía a varias unidades del ejército.
Es así como, lo que empezó con unos pocos prisioneros políticos se transformó en un pozo industrializado para deshacerse de los opositores del régimen.
Según The Economist, hasta el momento, los que están al frente del poder en Siria no hablaron de llevar adelante exhumaciones y exámenes forenses para confirmar lo que ocurrió en esas fosas.
Quienes vivene en Al-Qutayfa «están indignados. Están desesperados por que el mundo sepa lo que sucedió en su ciudad».
Luego de más de una década de guerra, millones de sirios tienen familiares desaparecidos. Algunos sobrevivientes «han salido cojeando de las cárceles del régimen en las últimas semanas», pero para muchos las respuestas a su pedido desesperado está en esas fosas comunes, que se están hallando en toda Siria.
Un enviado de la ONU dijo que hay «muchas esperanzas» de «ver el comienzo de una nueva Siria»