El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que se enfrenta protestas sin precedentes en las calles tras su polémica reelección en agosto, asumió hoy un sexto mandato en una ceremonia mantenida en secreto.
«Alexander Lukashenko prestó juramento en lengua bielorrusa, después firmó el acta y la presidenta de la Comisión Electoral le entregó el certificado de presidente de la república de Bielorrusia», informó la agencia de noticias estatal Belta.
Medios de comunicación independientes y plataformas de la oposición habían mencionado esta posibilidad, tras ver el cortejo del presidente recorrer la ciudad a gran velocidad, con la principal avenida de Minsk cerrada al público y con una importante presencia policial.
Para la oposición política y los medios contrarios al Gobierno, esta ceremonia, que debía tener lugar legalmente antes del 9 de octubre, se organizó en secreto para que no se convirtiese en catalizador de una nueva gran manifestación.
«El presidente en funciones afirmó que había ganado con un 80% de los votos, pero convierte su investidura en una operación de los servicios especiales, con protección de las fuerzas antidisturbios y secreta», ironizó en la red Telegram uno de los líderes de la oposición, Pavel Latushko, en el exilio como la mayoría de sus compañeros.
Según la agencia de noticias estatal Belta, Lukashenko, en el poder hace 26 años, mostró su «orgullo» en este discurso de investidura.
«No solo hemos elegido un presidente, hemos defendido nuestros valores, la vida en paz, la soberanía y la independencia», dijo, según informó la agencia de noticias AFP.
Desde el 9 de agosto pasado, día de las presidenciales, en las calles de Minsk hay manifestaciones multitudinarias que piden la salida del poder de Lukashenko, cuya reelección es considerada un fraude por la oposición, a menudo reprimida violentamente.
Lukashenko, que asumió su primer mandato en 1994, acusa a Occidente de orquestar la protesta. La mayoría de los líderes opositores están exiliados o fueron encarcelados, como la candidata Svetlana Tijanovskaya, que reivindica su victoria en las elecciones y está en Lituania.
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos no reconocieron los resultados de las elecciones en las que se impuso Lukashenko. El ministro de Relaciones Exteriores lituano, cuyo país alberga a opositores bielorrusos y al que Lukashenko acusa de conspiración en su contra, se burló de la ceremonia. «¡Qué farsa! Elecciones fraudulentas, investidura fraudulenta», tuiteó Linas Linkevicius.
Alemania «no reconoce», por falta de «legitimidad democrática», a Lukashenko, declaró de su lado el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert. «No se cumplieron las exigencias mínimas para unas elecciones democráticas», denunció en rueda de prensa.