Este jueves, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cerró sus campaña para la reelección en uno de sus bastiones políticos, Río de Janeiro, con un gran acto en el que pidió a sus seguidores que cada uno de ellos “busque al menos un voto”.
Este domingo 30 de octubre se realizará la segunda vuelta electoral, y todas las encuestas muestran todavía una amplia ventaja de Lula, muy cerca del 50%, mientras que el mandatario tiene dificultades para superar el 44%. Pese a ello, Bolsonaro asegura que ya logró dar vuelta el resultado, pero “hay que consolidarlo”.
«Más que pedirles el voto, les pido el empeño para que al menos consigan un voto cada uno. La virada ya sucedió, ahora solo queremos consolidar nuestra victoria», sostuvo ante su militancia carioca. El acto se desarrolló en la localidad de Campo Grande, donde estuvo acompañado por importantes figuras del arco político y líderes religiosos.
En ese marco, insistió en denunciar la corrupción de su rival, Luiz Inácio Lula Da Silva y del Partido de los Trabajadores (PT). «El próximo domingo más que elegir un presidente estaremos eligiendo el futuro de nuestra nación«, sostuvo, y aseveró que la dicotomía es «orden y progreso o volver a las viejas prácticas de corrupción del PT (Partido de los Trabajadores)»; «libertad o no»; «nuestra familia o no»; «que no se legalice el aborto y las drogas, ni la ideología de género para nuestro chicos o lo contrario”.
Además, volvió a referirse al comunismo que representaría Lula y el público respondía cantando “Nuestra bandera jamás será roja” o “Lula, ladrón, tu lugar es la prisión”, de acuerdo a las crónicas del evento. Para entender mejor el marco del cierre de la campaña bolsonarista y el eje de su apuesta, vale señalar que al abrir su discurso el mandatario preguntó “quién cree en dios”, y el público contestó con un estruendoso “eu” (“yo”).
En su visita al Nordeste, un bastión de Lula, Bolsonaro había pedido “votar con la razón y no con el corazón”, y más allá del perfil místico de su acto en Río, también allí enumeró lo que considera algunas de sus medidas más importantes en estos cuatro años de gestión, como el último plan Auxilio Emergencial, el haber conseguido las vacunas contra el Covid “para el que quisiera dársela” y la aplicación de pago online del Gobierno, “Pix”.
«Soy católico; mi esposa, evangélica. Todos los días me levanto, doblo mis rodillas, rezo un padre nuestro y le pido a dios que este pueblo no experimente el dolor del comunismo», sostuvo, y agregó: “En mi gobierno no hay corrupción. Dicen que digo malas palabras; de vez en cuando las digo, pero no soy ladrón”.
Durante su discurso, dejó entrever varias veces que se ve ganador el domingo, lo que mantiene las alertas sobre la posibilidad de que no reconozca un resultado diferente, como había planteado hace algún tiempo. De hecho, las Fuerzas Armadas, que forman parte de su Gobierno (su candidato a vicepresidente es militar y él mismo lo fue), han pedido a la Justicia poder intervenir en el proceso de conteo de los votos, lo que fue rechazado en varias oportunidades.
EEUU ya había pedido hace meses defender la continuidad democrática, y una comisión viajó a Brasil para pedir a Bolsonaro que reconociera una derrota en caso de demostrarse. Ahora quien realiza un planteo similar es Europa.
En el marco de la cumbre de la Celac y la Unión Europea en Buenos Aires, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, pidió mantener “el buen funcionamiento de las instituciones democráticas» en Latinoamérica y que «no se cuestionen» y se «acepten» los resultados electorales, en clara alusión a Brasil.
Lo dijo en una conferencia de prensa en el Palacio San Martín, junto al canciller argentino Santiago Cafiero, donde concluyó: “En estos días en los que la región vive procesos electorales importantes, y los que estamos sufriendo las consecuencias todavía de la pandemia y de la guerra, quiero hacer una llamada al buen funcionamiento de las instituciones democráticas. Porque de ellas depende todo«.