Los estudiantes se concentraron el sábado en las universidades de todo Irán y se registraron huelgas en toda la región kurda del país, mientras las manifestaciones iniciadas por la muerte de una mujer bajo custodia policial entraban en su tercera semana.
Las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años del Kurdistán iraní, se han convertido en la mayor muestra de oposición a las autoridades clericales de Irán desde 2019, con decenas de muertos en los disturbios en todo el país.
Las publicaciones en las redes sociales mostraron concentraciones en numerosas universidades el sábado, incluso en la capital, Teherán, con algunos estudiantes exigiendo la liberación de los estudiantes detenidos en protestas anteriores.
La cuenta de Twitter Tavsir1500, muy seguida, señaló que decenas de estudiantes de la Universidad de Teherán fueron detenidos durante la manifestación del sábado.
La agencia de noticias semioficial Fars dijo que algunos manifestantes fueron detenidos en una plaza cercana a la universidad de Teherán.
Tavsir1500 también publicó lo que dijo era un video tomado a las puertas de la Universidad de Isfahan durante el cual se podían escuchar disparos. Reuters no pudo verificar los informes de las redes sociales.
Un sitio web del gobierno había informado anteriormente de que la mayoría de los estudiantes detenidos habían sido puestos en libertad, citando a un portavoz del Ministerio de Educación.
Amini fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por «vestimenta inadecuada» por la policía de la moral, que hace cumplir el estricto código de vestimenta de la República Islámica para las mujeres.
Las protestas, que estallaron por primera vez en su funeral el 17 de septiembre, se han extendido a las 31 provincias de Irán, con la participación de todos los estratos de la sociedad, incluidas las minorías étnicas y religiosas, y muchos piden la caída del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
Según Amnistía Internacional, la represión gubernamental de las manifestaciones ha provocado hasta ahora la muerte de al menos 52 personas y cientos de heridos. Los grupos de derechos afirman que se ha detenido a decenas de activistas, estudiantes y artistas.
Las autoridades afirman que han muerto muchos miembros de las fuerzas de seguridad, y acusan a Estados Unidos de aprovechar los disturbios para intentar desestabilizar el país.
Los medios de comunicación estatales han calificado a los manifestantes de alborotadores y sediciosos.