Con el objetivo de reforzar la estabilidad en Ucrania y evitar un resurgimiento del conflicto, Francia y Reino Unido encabezan un plan que impulsa el envío de hasta 150.000 soldados europeos al territorio en cuestión.
La iniciativa, liderada por Emmanuel Macron y Keir Starmer, plantea una estrategia de «paz armada» que aseguraría infraestructuras críticas en caso de que se logre un cese de hostilidades con Rusia. No obstante, la viabilidad de esta operación depende en gran medida del respaldo militar de Estados Unidos, especialmente en materia de defensa aérea e inteligencia estratégica.
El esquema contempla una primera fase con el despliegue de 30.000 militares, principalmente de Francia y el Reino Unido, distribuidos en puntos clave como ciudades, puertos y centrales nucleares, pero sin acercarse a la línea de combate.
De acuerdo con fuentes citadas por The Wall Street Journal y The Telegraph, la presencia de estas fuerzas no tendría un propósito ofensivo, sino disuasorio, con el fin de consolidar un acuerdo de paz. Macron enfatizó que el objetivo es evitar una nueva ofensiva rusa, subrayando que las tropas se ubicarían en zonas previamente definidas dentro del tratado.
La contribución de Estados Unidos será determinante para el éxito del plan, aunque Washington no enviaría efectivos al terreno. Se espera que la administración de Donald Trump brinde apoyo con aviones de combate, sistemas de defensa antiaérea y operaciones de inteligencia desplegadas desde países vecinos como Polonia y Rumania.
Sin embargo, el gobierno estadounidense ha mostrado cierta cautela ante la posibilidad de comprometerse militarmente en esta misión, aunque reconoce la necesidad de que Europa asuma un papel más activo en la seguridad de Ucrania.
A pesar de la iniciativa franco-británica, algunas naciones europeas han manifestado escepticismo. Países como Alemania, España, los Países Bajos y Polonia han mostrado reticencia a enviar tropas, mientras que especialistas en defensa advierten que una fuerza de 30.000 soldados podría no ser suficiente para persuadir a Moscú de desistir de futuras agresiones. Mientras que el presidente ucraniano Volodímir Zelensky ha solicitado una misión de 200.000 efectivos, expertos como Ben Hodges, excomandante del Ejército de EE.UU. en Europa, sostienen que un contingente de entre 30.000 y 150.000 sería adecuado para garantizar la estabilidad en la región.
El rol de la OTAN en esta operación sigue siendo una incógnita, ya que la misión se llevaría a cabo fuera de su estructura formal. De todos modos, algunos líderes europeos consideran que las fuerzas desplegadas deberían contar con la protección del Artículo 5, lo que podría generar fricciones con Rusia. En paralelo, Italia ha comenzado a debatir internamente su posible participación en la iniciativa, lo que evidencia un creciente consenso en Europa sobre la necesidad de fortalecer la seguridad en Ucrania y evitar una escalada del conflicto.