Por Gabriel Michi
Explosiones de un lado y del otro. Cohetes y misiles que cruzan el espacio aéreo sin cesar. Muchos son interceptados, pero otros logran impactar en el territorio «enemigo». Desde el lunes, el clima de violencia entre Israel y el Hezbolá en el Líbano no cesa. Y anticipa para muchos lo que puede ser una escalada letal que conduciría a una guerra peligrosísima y con un final de destrucción y muerte que nadie sabe cómo puede concluir.
Tras la cadena de detonaciones, primero de los «beepers» y al otro día de los «handies» de los miembros del Hezbolá, por las que hubo 37 muertos y más de 3.500 heridos, sobrevinieron los ataques aéreos por parte de Israel y los misiles cruzados de un lado al otro de la frontera.
Frente a ese cuadro, países como Estados Unidos o el Reino Unido, como también organismos internacionales como la ONU, están pidiendo que las partes cesen con sus beligerancias y agresiones para evitar una guerra a escala mayor que podría desatar una hecatombe en toda la región y en el Mundo.
En la últimas horas hubo incluso ataques de Israel sobre la Beirut, la capital del Líbano. En uno de esos ataques, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguraron haber abatido al poderoso jefe militar del Hezbollah, Ibrahim Aqil, sobre quien pesaba un pedido de captura de los EE.UU. -con 7 millones de dólares de recompensa- por la bomba que explotó en la Embajada de ese país en Beirut en abril de 1983 (y donde murieron 63 personas) y el ataque contra el cuartel de marines en octubre de ese mismo año (que dejó 241 efectivos estadounidenses fallecidos). Además de Aqil en la embestida israelí también murieron otra decena de altos mandos del Hezbollah, como el segundo comandante de alto rango, Ahmed Mahmud Wahbi.
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Pero también en los ataques de Israel fallecieron civiles. Según el Ministerio libanés de Salud al menos ocho personas fallecieron y 59 resultaron heridas el viernes 20 en un bombardeo israelí al sur de Beirut, que se sumaron a los tres muertos y 17 heridos en los suburbios del sur de la capital libanesa, un bastión de Hezbollah, era de 3 muertos y 17 heridos.
Más allá de las explosiones de los «beepers» y «handies» de los días anteriores, la escalada de bombardeos se aceleró entre el jueves y viernes, con los ataques aéreos más intensos de Israel en el sur del Líbano desde que estalló el conflicto hace casi un año, tras los ataques de Hamás desde la Franja de Gaza sobre territorio israelí que dejaron 1.200 muertos y 250 secuestrados.
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Luego, mientras Israel respondía con fiereza con ataques que en Gaza que provocaron más de 40.000 muertos, el frente norte se calentaba con ataques cruzados.
Hoy esas agresiones cruzadas alcanzaron un nivel muy preocupante y el Mundo teme que desemboque en una guerra en gran escala con miles de muertos y muchísima destrucción si las partes no ceden. Porque ese fuego contra fuego entre Israel y el Hezbollah parecen haber abierto las puertas del infierno.
Publicado en cooperación con MundoNews