Giorgia Meloni juró su cargo como primera ministra de Italia junto a su Gabinete ministerial, dando al país su gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial.
Meloni asume el cargo en un momento especialmente tenso, con la economía italiana cargada de deudas y de nuevo en camino hacia la recesión, las empresas hundiéndose bajo el peso de las crecientes facturas energéticas y las divisiones dentro de su coalición sobre la guerra en Ucrania.
De pie, bajo las lámparas de cristal de una sala con frescos del palacio presidencial, Meloni juró su cargo ante la mirada de su hija de seis años.
Líder del partido nacionalista Hermanos de Italia, Meloni arrasó en las elecciones del mes pasado al frente de una coalición que incluía a Forza Italia -liderada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi– y a la Liga antiinmigrante de Matteo Salvini.
Su gobierno, el duodécimo de este siglo, sustituye a una administración de unidad nacional pilotada por el exjefe del Banco Central Europeo Mario Draghi, que estuvo al frente de los esfuerzos de la Unión Europea para sancionar a Rusia después de que invadiera Ucrania en febrero.
Meloni prometió su apoyo a Ucrania, pero Berlusconi la desautorizó en repetidas ocasiones, culpando esta semana a Kiev de la guerra y revelando que intercambió regalos y «cartas dulces» con su viejo amigo, el presidente ruso Vladimir Putin.
Tras varios días de conversaciones, a menudo tensas, Meloni presentó su equipo el viernes, dando cinco ministerios a la Liga y a Forza Italia y reservando nueve puestos del gabinete para su propio partido.
Los tecnócratas conforman el resto del equipo de 24 personas, en el que sólo hay seis mujeres y la edad media es de 60 años.
La economía italiana, siempre débil, y la creciente deuda nacional se han confiado a Giancarlo Giorgetti, considerado un miembro moderado de la Liga. El Ministerio de Relaciones Exteriores fue entregado al veterano de Forza Italia Antonio Tajani, considerado un proeuropeo tranquilo.
Tajani declaró a un canal de televisión local que su primer acto sería llamar a su homólogo ucraniano para asegurarle la continua solidaridad de Italia.