Al determinar formalmente que el ejército de Birmania llevó a cabo un golpe de Estado, Washington provocó una suspensión de la ayuda estadounidense al gobierno del país asiático.
“Hemos evaluado que las acciones del ejército birmano el 1 de febrero, después de haber depuesto a un gobierno debidamente elegido, constituyeron un golpe de Estado militar”, afirmó a periodistas el vocero del Departamento de Estado, Ned Price. “Estados Unidos continuará trabajando estrechamente con nuestros socios de toda la región y del mundo para apoyar el respeto a la democracia y el estado de derecho en Birmania”.
Según su legislación, Estados Unidos no podrá enviar ayudas al gobierno, pero los efectos de este corte serán en gran parte simbólicos para el país, ya que casi toda la ayuda de la potencia norteamericana se dirige a grupos no gubernamentales, que no se verán afectados. Al preguntarle sobre qué cantidad de los fondos se destinan al gobierno birmano, Price dijo que era una “parte muy pequeña”.
El ejército ya estaba sometido a sanciones estadounidenses por su brutal campaña contra la minoría de los rohinyás. El Departamento de Estado explicó que Washington mantendrá los programas humanitarios, incluyendo los de los rohinyás, pero que también realizará una revisión más amplia de su asistencia a Birmania.
El presidente Joe Biden, en una contundente declaración el lunes, dijo que Estados Unidos consideraría volver a imponer sanciones al país, que se levantaron durante su transición de una década a la democracia.
El gigante norteamericano ha contribuido con 1.500 millones de dólares a Birmania desde 2012 para apoyar la democracia, la paz interna y a las comunidades afectadas por la violencia, según el Departamento de Estado.
Otro funcionario de la cartera afirmó a reporteros, bajo la habitual condición de anonimato, que Estados Unidos no tuvo contacto desde el golpe ni con los líderes militares ni civiles, puestos bajo arresto domiciliario. La fuente dijo, sin embargo, que Estados Unidos mantiene “conversaciones diarias continúas” con Japón e India, ambos socios cercanos de Washington y con “mejores contactos con los militares birmanos que nosotros”.
Ansiosos por ofrecer una alternativa a China, el socio principal birmano, ambos países han mantenido relaciones cordiales incluso después de que las naciones occidentales dieran un paso atrás debido al tratamiento de los rohinyás, de los que Aung San Suu Kyi no dijo apenas nada.
Días antes del golpe, India envió 1.5 millones de dosis de la vacuna contra el Covid-19 a Birmania.
Publicado en cooperación con Newsweek México / Published in cooperation with Newsweek Mexico
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