A días del inicio de la Copa del Mundo 2022, Human Rights Watch (HRW) denunció este lunes que las fuerzas de seguridad de Qatar arrestaton de manera arbitraria y maltrataron a personas LGBT que viven en ese país.
La homosexualidad está considerada como un delito en Qatar, país musulmán conservador, y luego de su elección como sede diversas organizaciones internacionales y hasta los mismos futbolistas han puesto en duda que tanto atletas como espectadores se sientan seguros allí.
La propia FIFA pidió al Gobierno qatarí respetar los derechos de las personas que viajen para el Mundial, y la nación lo garantizó, siempre que se respeten las normas locales y religiosas. Pero en las últimas semanas varias entidades de este colectivo han recomendado a las personas LGBTIQ+ no viajar a Qatar, al tiempo que advirtieron sobre el riesgo que también implica para las mujeres.
En su comunicado, Human Rights Watch aseguró: “La libertad de expresión y la no discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género deben estar garantizadas, de forma permanente, para todos los residentes de Qatar, no sólo para los espectadores que van a Qatar para la Copa del Mundo”.
Y es que, según relataron, la entidad entrevistó a seis qataríes LGBT (cuatro mujeres transgénero, una mujer bisexual y un hombre gay) que denunciaron haber sido detenidos entre 2019 y 2022 y sometidos a abusos verbales y físicos, incluyendo patadas y puñetazos. Sus declaraciones señalan que fueron apresados sin cargos en una prisión subterránea de Doha. Uno de ellos permaneció en esas condiciones durante dos meses.
Asimismo, afirmaron que durante su detención fueron obligados a firmar documentos en los que se comprometen a “dejar de realizar actividades inmorales», mientras que las mujeres trans fueron forzadas a asistir a sesiones de terapia de conversión. Una de ellas le confió a Reuters que había sido detenida “en varias ocasiones, la última este verano”, cuando estuvo retenida durante varias semanas. La detuvieron por su aspecto o por poseer maquillaje, explicó, y relató que la habían golpeado hasta hacerla sangrar y le afeitaron la cabeza.
En respuesta, un vocero del Gobierno de Qatar desmintió el informe de HRW al considerar que “contiene información que es categórica e inequívocamente falsa”, y aseveró que el país “no autoriza ni gestiona ‘centros de conversión’”.