Un año y medio después del inicio de la guerra en Ucrania, las principales potencias europeas siguen intentando controlar sus altos niveles de inflación, que impactan negativamente en el poder adquisitivo de la gente y erosiona la imagen de los partidos y dirigentes gobernantes.
Uno de los casos más llamativos es el de Francia, donde su presidente, Emmanuel Macron, directamente anunció una guerra contra la inflación y amenazó a las empresas alimenticias y a los supermercados con tomar represalias impositivas si no detenían aumentos que consideran injustificados, ya que los precios de la energía y las materias primas bajó en los últimos meses.
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En ese marco, el mandatario se había reunido con las principales cadenas minoristas, quienes le explicaron que no eran ellas las que estaban provocando los aumentos, sino las gigantes alimenticias, como Nestlé y Unilever. Le presentaron al mandatario y su Gabinete una serie de informes con las listas de precios y Macron les dio la razón.
Al término de aquella reunión, el presidente centró sus advertencias en esos enormes conglomerados productores. Pero por el momento parecen haber hecho oídos sordos a esos pedidos.
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Ahora son los propios supermercados quienes se sumaron a esta cruzada y le están exigiendo a las alimenticias bajar sus precios entre un 2% y un 5%, según lo anticipó el director de la cadena minorista Les Mousquetaires, Thierry Cotillard , quien participará en una ronda de negociaciones que se iniciará en breve. Lo dijo en una mesa con parlamentarios franceses en la que justamente se analizaba la problemática.
Para Cotillard, hubo una reducción de los costes de las materias primas y la energía, pero no se está viendo reflejada en los precios que se plasman en las listas. «Probablemente podamos exigir a los grandes grupos (de bienes de consumo) que bajen los precios entre un 2% y un 5%», sostuvo.
Más en detalle, explicó que su grupo logró un acuerdo positivo con una reducción de precios en España y Portugal, gracias a un sistema de negociación flexible. Para el empresario, las alimenticias imponen en Francia acuerdos de precios anualizados; pero la cadena propone desestructurar ese sistema y establecer una mesa de discusión permanente.
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«Nuestra petición de poder negociar durante todo el año, como nuestros amigos portugueses y españoles, nos parece perfectamente legítima», contó Cotillard.
El accionar de las cadenas no es caprichoso: Francia tiene una ley que obliga a la producción y al comercio a negociar los precios para todo el año entre el 1° de diciembre y el 1° de marzo. Es por eso que buscan cubrirse con aumentos mayores en un contexto de incertidumbre global.
Las cadenas minoristas tienen además pisando sus talones a las agrupaciones de consumidores, que tienen en sus manos la carta de llamar a un boicot contra quienes apliquen aumentos desproporcionados o especulen con la mercadería. Al respecto, Alexandre Bompard, director general de Carrefour, expresó: “Les pedimos que, en la relación que mantenemos con los grupos de consumidores, confíen en nosotros y nos dejen negociar”.
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También estuvieron en esa reunión con parlamentarios Dominique Schelcher, director general de Systeme U; y Philippe Michaud, copresidente de E Leclerc. Luego, desfilaron los representantes de las alimenticias, quienes explicaron que no es cierto que los costos hayan bajado significativamente y aseguraron estar absorbiendo parte de ellos para mantener las tarifas lo más bajas posible.
Hoy, el Gobierno francés está analizando una nueva ley para anticipar este proceso para que cuanto antes se inicien las rondas de debate para 2024, las cuales finalizarían el 15 de enero. El objetivo es ganar previsibilidad en un contexto de gran descontento social. Vale recordar que en 2023 hubo numerosas y violentas protestas contra las medidas económicas y sociales de Macron, quien fue silbado por el público durante la apertura del Mundial de Rugby.
