A través de un comunicado, el Vaticano expresó su repudio a la “doctrina del descubrimiento” llevada adelante desde hace más de cinco siglos por parte de las grandes potencias europeas, que han contado con el aval o el silencio de la Iglesia Católica.
Luego de numerosas investigaciones históricas, la organización liderada por el Papa Francisco admitió, a través de sus departamentos de Cultura y Desarrollo Humano, que la institución emitió documentos que ayudaron a las naciones conquistadoras a justificar la colonización y sus métodos, incluyendo la esclavitud.
Sin embargo, el Vaticano buscó también desligarse, aseverando que esos papeles («Dum Diversas» de 1452, «Romanus Pontifex» de 1455, e «Inter Caetera» de 1493) “no forman parte de la doctrina de la Iglesia Católica”. En cambio, afirmaron que fueron utilizados por las potencias coloniales para dar legitimidad a sus acciones.
El comunicado sostiene: «La investigación histórica demuestra claramente que los documentos papales en cuestión, escritos en un periodo histórico concreto y vinculados a cuestiones políticas, nunca han sido considerados expresiones de la fe católica. Fueron manipulados con fines políticos por potencias coloniales rivales para justificar actos inmorales contra los pueblos indígenas que se llevaron a cabo, en ocasiones, sin la oposición de las autoridades eclesiásticas».
Asimismo, el Vaticano acepta que esas bulas le brindaron cobertura política a las coronas de España y Portugal para llevar a cabo un verdadero genocidio en América y África. Esos documentos, explican, «no reflejaban adecuadamente la igual dignidad y los derechos de los pueblos indígenas».
«Es de justicia reconocer estos errores, admitir los terribles efectos de las políticas de asimilación y el dolor experimentado por los pueblos indígenas y pedir perdón», dice el Vaticano en un hecho histórico.
De todos modos, no es la primera vez que la Iglesia lo hace. En 2007, el entonces Papa Benedicto XVI publicó un libro sumamente crítico con la conquista, en el que condenaba a los países ricos por haber «saqueado y expoliado» sin piedad África y otras regiones, y por exportarles el «cinismo de un mundo sin Dios». Por su parte, Francisco, primer Papa americano, visitó Canadá y fue especialmente hasta la región ártica para pedir perdón al pueblo inuit por la opresión que han sufrido.
(Con información de Reuters)