Este miércoles, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció que enviará 300.000 hombres de refuerzo al frente de combate en territorio ucraniano, para lo cual reclutará a las reservas, hombres con experiencia militar, que no sean conscriptos ni estudiantes, según detalló.
Pero la realidad parece mostrar que esa convocatoria se estaría realizando de manera forzosa y muchos están estudiando caminos para abandonar el país y escapar a ese destino bélico al que quieren enviarlos de manera inmediata.
De hecho, sostienen que las cartas de reclutamiento empezaron a ser enviadas antes del anuncio, de manera que no pudieran ser eludidas. Según Reuters, en san Petersburgo las autoridades han recibido paquetes de papeles para el enrolamiento, para ser distribuidas entre las asociaciones de vecinos.
Margarita Simonyan, redactora jefe del medio estatal RT, admitió que el decreto no se publicó de manera completa y que eso se hizo así de manera intencional. Dentro de la parte no publicada están las listas completas de convocados, marcada como material clasificado. Sin embargo, la periodista partidaria de Putin se comprometió a recibir las preguntas del público y derivarlas al Kremlin.
Entre los reservistas más demandados estarían aquellos que tengan conocimientos médicos y, de hecho, varios médicos estuvieron recibiendo citaciones oficiales para su movilización.
La medida, por su volumen, tiene claros efectos en la economía y en la vida diaria. Algunas empresas, por ejemplo, están pidiendo a sus empleados que les transmitan cuanto antes si fueron reclutados o no, ya que quienes figuren en la lista no pueden presentarse a trabajar ni un día más.
En las calles o en el metro de las grandes ciudades, cuenta Reuters, podía verse a hombres leyendo sus papeles de convocatoria. Uno de ellos le dijo a uno de los cronistas de la agencia: “Siempre te sientes preocupado en momentos como éste. Porque tienes esposa e hijos y piensas en ello”.
Es por eso que muchos han decidido desertar, viajando al exterior. Eso empujó de manera evidente los precios de los pasajes de ida al extranjero, los cuales se agotaron de manera nada habitual.
Para evitar decisiones como esta, algunas autoridades decidieron imponer fuertes controles para identificar a los citados. Por caso, en la ciudad de Kursk se dispusieron “cordones policiales por todas partes, controlando cada coche”. En caso de que el conductor sea un hombre, se lo inspecciona para ver si debe ser reclutado o no; si es mujer, le hacen abrir el baúl para revisar que no lleve a un hombre oculto.
Eludir los puestos militares se ha convertido en una aventura colectiva. Un canal de Telegram que comparte los lugares en los que se encuentran los controles recibió 13.000 suscripciones en un día. Allí se comparten fotos de los uniformados y su ubicación.
Otros, admiten que, de ser convocados, prefieren ir a la cárcel, ante el temor de que el conflicto siga escalando y se convierta en una muerte segura.
Finalmente, sostienen que existe la posibilidad de que una convocatoria tan masiva genere resistencia e incluso movilizaciones, las cuales está claro que el Gobierno buscará reprimir. Por ejemplo, el movimiento antiguerra Vesna llamó a realizar manifestaciones en diversas ciudades, pero más de un centenar de personas vinculadas fueron detenidas pocas horas después.
