La capa blanca que cubre el río Tiete, en el sureste de Brasil, podría confundirse con nieve fresca. Pero se trata de una espuma tóxica en el río compuesta de químicos presentes en jabones y detergentes domésticos provenientes de la región metropolitana de San Pablo.
De 1,100 kilómetros de longitud, el río Tiete cruza de este a oeste el estado de Sao Paulo, el más poblado del país, y es clave para el consumo de agua, la producción de alimentos y energía en la región. Su desembocadura en el río Paraná lo hace una importante vía fluvial.
Las espumas, que perduran desde la semana pasada como rostro visible de la contaminación, se forman por el fosfato y fósforo presentes en productos biodegradables domésticos vertidos en grandes cantidades por el alcantarillado de la región metropolitana de Sao Paulo, hogar de unas 22 millones de personas.
“Cuando encuentran los rápidos del río Tiete es como si se encendiera una máquina lavarropas”, explica a la AFP Malu Ribeiro, directora de Políticas Públicas de la Fundación SOS Mata Atlântica.
La espuma tóxica en el río de Brasil llegó a cubrir unos 10 kilómetros de la corriente. Y su impacto se observó especialmente en Salto, a 100 kilómetros de Sao Paulo, donde la espuma ocupó gran parte de las cascadas que dan nombre a la pequeña ciudad.
El intenso olor que genera puede afectar la garganta y las vías respiratorias. Además, el contacto con el agua puede causar problemas en la piel. Además afecta a los peces y demás fauna del lugar, afirma la especialista, que lo equivale a una “lluvia ácida”.
Es un fenómeno que ocurre en los meses de sequía durante el invierno austral, cuando el volumen del río llega a reducirse a la mitad por las pocas lluvias, y los químicos, en una carga más concentrada, no logran dispersarse.
UN CAMBIO DRÁSTICO DE TEMPERATURA
Hace dos décadas, era peor: invadía las calles de las ciudades ribereñas, aunque fue disminuyendo tras mejoras en las redes de saneamiento. Para Ribeiro, la aparición este año de las espumas se debe a un “cambio drástico de temperatura en el agua”.
La región registra madrugadas frías y tardes calientes. “El agua fría es más pesada y lleva al fondo los contaminantes (…) y cuando sale el sol el agua los calienta y suben, y ahí se forman espumas con mayor intensidad”, señaló la especialista.
Amazonas en llamas: preocupa el aumento de los incendios en Brasil
Esto puede ser minimizado con la recuperación de la vegetación al margen de los ríos, que dan sombra y ayudan a mantener los suelos y las laderas. Pero para Ribeiro, Brasil debe sobre todo prohibir totalmente el fosfato y fósforo en los productos de limpieza y aseo personal. Además, debe ampliar la cobertura y eficiencia de la red de saneamiento.
En la cuenca del Alto Tiete, que abarca la región metropolitana de Sao Paulo, el 86 por ciento de las aguas son recolectadas. No obstante, solo 54 por ciento son tratadas, según cifras oficiales de 2021. Las autoridades del estado prometen mejoras.
“La previsión es que hasta 2026 sean invertidos 5,600 millones de reales (1,145 millones de dólares) en la ampliación de la red de saneamiento básico, dragado, diques, mejoras en el monitoreo de la calidad de agua”, dijo la secretaria de Medio Ambiente e Infraestructura del estado de Sao Paulo, en una nota citada por medios oficiales.
Publicado en cooperación con Newsweek en Español