Israel mató a un alto comandante de Hezbolá y a otros miembros claves mediante un ataque aéreo en Beirut este viernes. Además advirtió que seguirá con una nueva campaña militar hasta que pueda asegurar la zona alrededor de la frontera libanesa.
El ejército israelí y una fuente de seguridad en el Líbano dijeron, según informó la agencia Reuters, que Ibrahim Aqil había muerto junto con otros funcionarios de alto rango de una unidad de élite de Hezbolá en el ataque aéreo a un edificio residencial en el suburbio del sur de Beirut.
Esto aumenta gravamente el conflicto, que ya lleva un año entre Israel y el grupo apoyado por Irán.
Hezbolá confirmó la muerte de Aqil a través de un comunicado poco después de pasada la medianoche. Lo describió como «uno de sus principales líderes» y no dio detalles sobre su fallecimiento.
El Ministerio de Salud libanés indicó que al menos 14 personas murieron en el ataque. Se preveé que el número crezca a raíz del trabajo que llevó a cabo el equipo de rescate durante la noche
No se conoció en forma inmediata si entre las víctimas estaba Aqil y los otros integrantes de Hezbolá.
Anteriormente, el Ministerio había comunicado que al menos 66 personas resultaron heridas, de las cuales nueve estaban en estado crítico.
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Una segunda fuente de seguridad sostuvo que al menos otros seis comandantes de Hezbolá murieron cuando varios misiles impactaron en la entrada del garaje de un edificio.
La explosión se propagó por los niveles de abajo de la edificación mientras Akil estaba reunido con otros comandantes en el interior.
Los testigos afirmaron haber oído un fuerte silbido y distintas explosiones seguidas en el momento en que se produjo ataque.
En una corta declaración, dada a conocer por los medios israelíes, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu manifestó que los objetivos de Israel eran claros y que sus acciones hablaban por sí solas.
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Estados Unidos había acusado a Aqil de haber formado parte del ataque a la embajada de 1983, en el que murieron 63 personas y también en el atentado de Hezbolá contra el cuartel de los marines de Beirut, en el que 241 efectivos norteamericanos perdieron la vida ese mismo año.
