Para Joe Biden, convertirse en presidente de Estados Unidos fue la materialización de una búsqueda de décadas luego de dos intentos fallidos anteriores. Su objetivo es ahora restaurar «el alma» del país después de los cuatro años de gobierno de Donald Trump.
Biden, quien con 78 años es el presidente de mayor edad que ocupa la Casa Blanca, llegó por primera vez a Washington como un joven advenedizo. En 1972, cuando tenía 29 años, fue elegido para el Senado por el estado de Delaware y permaneció allí durante 36 años antes de ocupar entre 2009 y 2017 el cargo de vicepresidente bajo el predecesor de Trump, Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos.
Hoy, al convertirse en el presidente número 46 de la nación norteamericana, Biden tomó el timón de un país con profundas divisiones políticas y también en medio de una crisis sanitaria que ha golpeado a la mayor economía del mundo. «Busqué este cargo para restaurar el alma de Estados Unidos, para reconstruir la columna vertebral de esta nación, la clase media, y hacer que Estados Unidos sea respetado en todo el mundo nuevamente. Y para unirnos aquí en casa», dijo Biden en su discurso del 7 de noviembre, después de ser proyectado como el ganador de unas elecciones muy disputadas.
Biden, quien se convirtió en el segundo presidente católico, tuvo una carrera política que combina credenciales de obrero, experiencia en política exterior y una historia de vida marcada por una tragedia familiar.
«Soy un demócrata orgulloso, pero gobernaré como presidente estadounidense. Trabajaré tan duro por aquellos que no votaron por mí como por aquellos que lo hicieron. Que esta sombría era de demonización en Estados Unidos comience su fin aquí y ahora», agregó.
Trump se negó a reconocer su derrota y afirmó sin pruebas que la votación estuvo «amañada» en su contra. Las encuestas de opinión muestran que un gran número de simpatizantes republicanos de Trump creen en sus afirmaciones infundadas, lo que deja a Biden con la tarea de restaurar la fe entre millones de estadounidenses. El asalto del 6 de enero al Capitolio por parte de una turba partidaria de Trump subrayó la dificultad de la tarea de Biden. Trump aún enfrenta un juicio político en el Senado por cargos de haberla incitado.
Biden, quien se convirtió en el segundo presidente católico, tuvo una carrera política que combina credenciales de obrero, experiencia en política exterior y una historia de vida marcada por una tragedia familiar: la muerte de su primera esposa y una hija en un accidente automovilístico y de un hijo a causa del cáncer.
Buscó sin éxito la nominación presidencial demócrata en 1988 y 2008 antes de finalmente asegurarse la bendición de su partido en 2020, con un fuerte apoyo entre los votantes negros. Biden optó por no presentarse a la presidencia en 2016, en la que Trump derrotó a la demócrata Hillary Clinton.
Con los demócratas controlando las cámaras del Congreso y la Casa Blanca, Biden tiene una oportunidad única de cumplir con su ambiciosa agenda, que incluye revertir innumerables políticas de Trump, abordar la pandemia de COVID-19 y reactivar la economía.
PRIORIDADES EN LA AGENDA
La pandemia será una prioridad en la agenda de Biden, ya que su administración deberá encargarse de garantizar una distribución ordenada de millones de dosis de vacunas y persuadir a los agotados estadounidenses de que sigan tomando precauciones como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.
Durante la campaña, Biden acusó a Trump de rendirse ante la pandemia. Dijo que el presidente entró en pánico y trató de eliminar el patógeno en lugar de hacer el trabajo necesario para controlarlo, dejando la economía en ruinas y a millones de personas sin trabajo.
Los dos intentos de Biden de alcanzar la presidencia no fueron buenos. Se retiró de la carrera de 1988 después de acusaciones de que había plagiado algunas líneas del discurso del líder del Partido Laborista británico, Neil Kinnock. En 2008, Biden obtuvo poco apoyo y se retiró, aunque fue elegido más tarde como compañero de fórmula de Obama.
Biden ha hablado abiertamente sobre las tragedias de su familia, incluido el accidente automovilístico de 1972 en el que murió su primera esposa, Neilia, y su hija de 13 meses, Naomi, semanas después de su elección al Senado.
En 2015, su hijo Joseph «Beau» Biden III, un veterano de la guerra de Irak que se había desempeñado como fiscal general de Delaware, murió de cáncer cerebral a los 46 años. Hunter, el otro hijo de Biden, luchó con problemas de drogas y el propio Biden tuvo problemas de salud en 1988 cuando sufrió dos aneurismas cerebrales. La esposa de Biden desde 1977, la nueva primera dama Jill Biden, es una educadora que enseña en un colegio comunitario en el norte de Virginia.
Biden nació en la ciudad obrera de Scranton, Pensilvania, como el mayor de cuatro hermanos. Más tarde, su familia se mudó a Delaware. Superó la tartamudez de niño recitando pasajes de poesía en un espejo.
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