Este martes 15 de abril se cumplen dos años de la guerra en Sudán, que nace con el enfrentamiento entre el Ejército sudanés y la milicia RSF (Fuerza de Apoyo Rápido). Este conflicto generó en el país una alarmante crisis humanitaria.
Este fin de semana, las fuerzas de la RSF tomaron el campamento Zamzam ubicado en Darfur Norte y como consecuencia, se produjo un éxodo másivo: 75.000 personas, la mitad niños, se vieron obligados a abandonar el lugar.
Además, desde los ataques del 11 de abril pasado, al menos un centenar de individuos murieron, número que el Gobierno regional aumenta a 350.
Previo a la toma del campamento, Zamzam ya había sido definida por diversas organizaciones humanitarias internacionales como un lugar en el que se desarrolla una «catástrofe humanitaria», producto de la casi imposibilidad de acceso a alimentos, agua y medicinas.
Sin embargo, las RSF aseguraron que no atacaron civiles y sostuvieron que las acusaciones forman parte de «un montaje».
Es más, en un comunicado publicado en Telegram, afirmaron que «liberaron» a la población de las fuerzas del Ejército que usa a las personas como escudo humano.
La Misión de Investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán repudió los ataques y advirtió sobre un agravamiento del conflicto en su tercer año.
«Con la creciente ola de discursos de odio, violencia étnica y venganzas, tememos que los peores capítulos de la guerra estén aún por escribirse», alertó la organización, que habló de crímenes de guerra y contra la humanidad por parte de las dos facciones.
Y añadió: «Miles de civiles han sido asesinados, y muchos más han sufrido violaciones y otras formas de violencia sexual, desplazamiento forzado, hambre, saqueos y la destrucción de hogares, instalaciones sanitarias, mercados y otras infraestructuras civiles».
En sintonía, en su informe titulado: «Sudán, una guera entre personas», Médicos sin Fronteras sostuvo que «tanto las FAR como FAS han bombardeado repetida e indiscriminadamente zonas densamente pobladas».
Y agregó: «Las FAR y las milicias aliadas han desatado una campaña de brutalidad, que incluye violencia sexual sistemática, secuestros, asesinatos en masa, saqueo de ayuda y ocupación de instalaciones médicas. Ambos bandos han asediado ciudades, destruido infraestructuras vitales y bloqueado la ayuda humanitaria».
Esta guerra empezó el 15 de abril de 2023 y en la actualidad, más de 15 millones de personas tuvieron que desplazarse, considerando los 3,5 millones de refugiados que cruzaron las fronteras hacia Chad, Egipto, Sudán del Sur y otros países. Además, 8.9 se han desplazado dentro de Sudán.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) indicó que 24,6 millones de individuos sufren inseguridad alimentaria y que al menos 638.000 en niveles catastróficos.
En esa línea, Médicos sin Fronteras precisó que 6 de cada 10 personas necesita ayuda humanitaria.
La portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Olga Sarrado Mur, sostuvo en los últimos días que «las noticias siguen siendo desalentadoras»
Y marcó que «la crisis de desplazamiento más devastadora del mundo tiene lugar en medio de la peor situación de financiación humanitaria en décadas».
¿QUÉ DESATÓ ESTA GUERRA?
La guerra empezó luego de que estallará el proceso de transición democrática posterior al derrocamiento de Omar al Bashir. El enfrentamiento entre el jefe del Ejército, Abdelfatá al Burhan, y el líder de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, creció hasta convertirse en una lucha por el control militar y político del país.
Si bien el Ejército logró algunos avances en la capital, Jartum, las RSF tienen el control de diversas zonas, especialmente en Darfur e insisten en la puesta en marcha de un Gobierno paralelo.
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