El Supremo Tribunal Federal de Brasil quiere saber cuál fue el rol que jugaron algunos miembros de las fuerzas armadas en la toma del Palacio Planalto, el intento de golpe de Estado que se produjo el 8 de enero de 2023, una semana después de la asunción de Luiz Inácio Lula Da Silva.
El máximo tribunal, presidido por Alexandre de Moraes, viene llevando a cabo una profunda investigación que incluyó innumerables allanamientos y detenciones de empresarios, funcionarios y participantes particulares, además de policías.
Pero ahora la Corte investiga a militares del Ejército brasileño pertenecientes a la guardia presidencial y a los servicios de inteligencia, quienes habrían decidido no actuar para impedir el avance de los miles de bolsonaristas que tomaron la sede del Gobierno en Brasilia. Se trata de un hecho inédito en Brasil, ya que normalmente los militares son juzgados en tribunales castrenses.
Cuando fueron indagados los miembros de la Policía Federal, señalaron que fueron los militares quienes se negaron a ejercer la defensa de las instituciones, e inclusive los acusaron de ayudar a los manifestantes. Vale señalar que el Ejército formó parte del Gobierno de Bolsonaro, incluyendo buena parte de los ministerios.
El reciente fallo de Moraes sostiene: “Fijo la competencia del Supremo Tribunal Federal para procesar y juzgar los crímenes del 8 de enero, independientemente de que los investigados sean civiles o militares, y es por eso que autorizó la apertura de investigación por eventuales delitos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas y las policías relacionados a los atentados contra la democracia».
Ante algunas críticas por la presunta superposición judicial entre la justicia civil y la militar, Moraes explicó: “La justicia militar no juzga delitos de militares sino delitos militares”.
Moraes, con competencia electoral, viene llevando adelante las causas vinculadas a las fake news del bolsonarismo sobre un presunto fraude electoral, varios intentos de atentado previos a la asunción de Lula y también el intento de golpe de Estado. Por esa razón, viene siendo blanco de críticas e incluso insultos por parte de Bolsonaro y su entorno.
Al asumir y tomar posesión del Planalto, Lula cambió a buena parte de los altos mandos, empezando por el comandante del Ejército, quien se negó a despejar la puerta de los cuarteles, donde acampaban los seguidores bolsonaristas movilizados, quienes pedían la intervención de las fuerzas.