Entre las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania, la crisis energética se muestra como una de las de mayor impacto, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo. Las sanciones sobre Rusia, principal proveedor de gas a Europa, echan un manto de duda sobre la continuidad de la provisión en los niveles que el continente necesita de cara al próximo invierno.
Por eso, la Unión Europea busca consensuar un estricto plan de ahorro energético, con el impulso central de Alemania, que se ha puesto el objetivo de llegar a finales del otoño boreal con al menos un 95% de los recursos necesarios para transitar el invierno sin tener que paralizar la economía o afrontar una crisis social por los posibles cortes de suministro.
Pero esto, ha generado una crisis en Bruselas: varias de las naciones del bloque aseguran que el ajuste comunitario que se discute responde más que nada a los problemas de Alemania y obliga a los demás a tener que pagar el corto económico y también político.
Y es que, este lunes, el ente regulador del gas en Alemania admitió que era poco probable que el país alcance su meta de ahorro para el 1° de noviembre, tal como está establecido en las metas del plan nacional.
A través de Twitter, Klaus Mueller, jefe del regulador Bundesnetzagentur, aseguró que el objetivo más cercano es llegar al 1° de septiembre con un 75% del almacenamiento de gas, pero al 23 de julio los niveles eran del 65,91%.
Vale recordar que hace un mes Rusia cerró por mantenimiento el gasoducto de Nord Stream, situación que encendió las alertas alemanas y aceleró las importaciones del combustible. Tras su reapertura, Alemania amplió sus objetivos, pero Nord Stream sólo funcionó al 40%.
En principio, a nivel interno, el país indicó que los mayores ajustes sobre el consumo se producirían sobre la industria (de hecho, premiará a aquellas empresas que renuncien voluntariamente a su gas durante algunos meses), pero ya hay medidas también sobre usuarios particulares. Por ejemplo, se prohibió el uso de gas para calentar piscinas en invierno.
VOCES CRÍTICAS
Como se señalaba, este martes se llevará a cabo una reunión de ministros de Energía en Bruselas para ver cómo avanzar en un plan de ahorro continental. Y aunque hay acuerdo en que se debe realizar, no lo hay en relación al “cómo”.
El primer país en alzar la vos fue España, que advirtió que el ajuste propuesto le significaría prescindir del gas durante 45 días, algo imposible de cumplir sin entrar en una grave crisis económica y social.
Pero también hizo pública su negativa la otra gran potencia de la Unión Europea: Francia. Su Ministerio de Energía aseguró que no es posible fijar objetivos uniformes para todos los países, sino que debe atenderse la capacidad de exportación de cada uno, en un mensaje claro a Alemania.
Y es que el plan que se va a discutir establece que de agosto de 2022 a marzo de 2023 se ejerza un ajuste del 15% en el consumo de gas. Además, sería inicialmente voluntario, pero con el riesgo de que se vuelva obligatorio en caso de que se declare la emergencia, algo que no descartan durante este invierno.
Además, de España y Francia, la aplicación de un programa como este es resistida por Portugal, Grecia, Dinamarca, Irlanda, Italia, Malta, los Países Bajos y Polonia.