Los discriminan, los agreden física o verbalmente, los amenazan: durante los primeros seis meses de pandemia se registraron más de 600 incidentes de violencia, acoso o estigmatización contra profesionales de salud, pacientes e infraestructura médica en más de 40 países, según denunció el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
El organismo de asistencia humanitaria con sede en Ginebra admitió que es probable que la cifra sólo refleje los incidentes conocidos y que el número de casos sea mucho más elevado.
«Muchos trabajadores de la salud recibieron insultos y fueron víctimas de acoso y de violencia física. Esta atmósfera de miedo, que suele verse agravada por la falta de equipos de protección personal adecuados, suma un estrés significativo a su salud física y mental, así como a la de sus familiares», dijo Maciej Polkowski, jefe de la iniciativa «Asistencia de salud en peligro» del CICR.
«Estos ataques tienen consecuencias devastadoras para el acceso a la asistencia de salud y para la prestación de servicios de atención sanitaria, en un contexto en que numerosos sistemas de salud se ven desbordados», agregó en un comunicado.
En los casos en que los incidentes fueron cometidos por miembros de la comunidad, el miedo a la propagación del COVID-19 desempeñó un papel importante, explicó el informe.
Cuando los pacientes o sus familiares fueron los responsables de los actos, los motivos más prominentes fueron las quejas relacionadas con la muerte de un pariente o con el temor a que muera. La imposibilidad de realizar rituales como sepelios, debido a las restricciones impuestas por el COVID-19, también impulsó a algunos familiares a cometer acciones agresivas contra el personal de salud o los establecimientos sanitarios.