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La encrucijada de Irán: ¿ser o no ser potencia nuclear?
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La encrucijada de Irán: ¿ser o no ser potencia nuclear?

Tener la bomba atómica podría justificar una invasión estadounidense. No tenerla, también (como le pasó a Irak). En esa disyuntiva se encuentra hoy Irán. Washington y Teherán están sentados a la mesa. Donald Trump puso plazos a su paciencia. ¿Cómo impacta este conflicto en Medio Oriente y el mundo?

Por Andrés Repetto

En estos momentos el mundo espera un acuerdo entre Ucrania y Rusia, y que el cese del fuego signifique el fin de la guerra. Si bien las intenciones son buenas, la historia dejó marcado a sangre y fuego que un mal acuerdo no es el camino correcto para frenar un conflicto militar. Más aún si lo que se acuerda no va más allá de los intereses personales o de uno de los bandos ni apunta al bien común.

Mientras los países europeos se rearman como hace décadas no lo hacían y hablan de paz, a miles de kilómetros de distancia comienzan nuevamente a salir a la luz las consecuencias de las decisiones que profundizaron una crisis que podría haberse solucionado. Me refiero a la tensión en torno al desarrollo nuclear de Irán.

Es verdad: el entorno global no colabora. La energía que nos rodea no es la de apostar por el multilateralismo, el respeto a los organismos internacionales y de buscar socios más allá de las propias fronteras. Estamos en un momento donde todo lo que por ahora se impone es buscar la solución de los problemas a través de la fuerza, prevaleciendo el bien particular por sobre el bien común. E incluso muchos mandatarios buscan saciar sus intereses personales en detrimento de los de su propio país.

En este contexto de militarización es difícil que prosperen el sentido común y la búsqueda pacífica de la resolución de las crisis. El problema en torno a Irán no está fuera de esta lógica o de este caos que se impone.

La posibilidad de una guerra abierta contra Irán vuelve a tomar impulso. Lo que tanto se habló durante décadas podría estar ahora, por factores externos e internos de las naciones afectadas, más cerca de hacerse realidad.

Recuerdo que hace muchos años, en una vista a legisladores de los EEUU, cuando abordamos el análisis en torno a Irán, uno de ellos respondió: “Los bombardearemos y terminaremos con el régimen”. Este es hoy, sin duda, el conflicto más estudiado en distintos tableros militares del mundo, y también el escenario más temido desde el enfrentamiento directo entre Irán e Israel, cuando esa dramática puerta quedó abierta.

Como a buena parte del planeta, el regreso de Donald Trump a la Presidencia de los EEUU no deja a Medio Oriente libre de la influencia de los cambios de la Casa Blanca en materia de geopolítica. Más aún cuando países como Irán se ven afectados de forma contundente por EEUU, ya que sus decisiones afectan directamente al régimen iraní.

Un constante déjà vu. Otra vez parece repetirse el guion, con la diferencia de que los efectos de las decisiones pasadas colocan la crisis aún más al borde de un precipicio, es decir, de una guerra total que tenga como misión la destrucción de las centrales nucleares en poder de Irán.

Por estos días el presidente Trump busca presionar al régimen de los ayatolas para que regrese a la mesa de negociaciones. Él fue quien pateó en 2018 el acuerdo logrado, después de años de trabajo por parte de la administración Obama, los países europeos y Rusia. Ellos habían logrado que Irán frenara el enriquecimiento de uranio y se lo entregara Moscú. Ahora Trump, bajo la amenaza de una salida militar, les pide a los iraníes que vuelvan a negociar.

Pero el mundo no es el mismo que en 2015 ni en 2018. Muchas situaciones ocurrieron y otras están sucediendo que hacen que la realidad sea más compleja. Poco tiempo atrás, luego de recibir una carta del presidente estadounidense, el líder religioso y la máxima figura política y militar de Irán, el ayatolá Jamenei, se preguntaba si se podía confiar en Trump. Desde luego, se refería a lo que había hecho en 2018 y también a las decisiones que está tomando, incluso con sus propios aliados en otros conflictos militares y comerciales.

Claro que Irán no tiene muchas opciones. Si bien podría pensarse que conocer todas las caras de quienes dicen querer negociar un nuevo acuerdo (gracias a las experiencias pasadas) es una ventaja, los iraníes saben que EEUU evidentemente negociará a favor de sus aliados regionales, como Israel, y por sus propios intereses.

Ante este escenario y bajo la sombra de un potencial ataque contra su desarrollo atómico, otra vez la historia se hace presente. Los gobiernos de EEUU e Israel aseguran que Irán está cada vez más cerca de la posibilidad de la fabricación, no de una, sino de varias bombas.

La Historia podría ayudar al régimen iraní a la hora de decidir qué camino tomar. El régimen de Saddam Hussein fue invadido justamente por no tener las tan promocionadas armas de destrucción; en cambio, pocos años más tarde otro régimen como el norcoreano, gracias a la obtención de la bomba, logró sobrevivir. ¿Tener o no tener la bomba atómica? ¿Qué posición tomarán entonces los iraníes?

Saddam Hussein juró que no tenía armas de destrucción masiva y decía la verdad. La invasión norteamericana sobre Irak dejó a la vista que no contaba con ellas. Corea del Norte, que durante años engañó a las administraciones estadounidenses, un día le mostró al mundo con una explosión nuclear que ya era parte del selecto grupo de naciones con poder atómico. Gracias a esa primera bomba, nadie se precipitó a atacarlo como sí lo hicieron con Irak. En la actualidad, la dinastía Kim es una potencia nuclear con poder misilístico para transportar las ojivas.

El año pasado Irán e Israel rompieron las barreras, las líneas rojas, y por primera vez se enfrentaron de forma directa a nivel militar ante la amenaza de un ataque directo y decisivo contra la Guardia Revolucionaria y el régimen. ¿Qué decisión podría tomar Irán ahora?

Los meses de junio y julio habrá que remarcarlos en rojo en el calendario, ya que es el tiempo que dio la administración Trump como límite, en principio, para la aplicación de más sanciones contra Irán (al igual que lo hizo Europa). Si Teherán no acepta detener el enriquecimiento de uranio y su desarrollo nuclear, la respuesta podría escalar.

Pero, en el fondo, esto no es lo único que está sobre la mesa.

REGIÓN CALIENTE

La guerra de Israel contra Hezbolá golpeó fuertemente al grupo terrorista y también a Hamás. Mientras, el conflicto se extiende en estos momentos a Yemen. EEUU está liderando ataques desde sus portaaviones contra los Hutíes, dejando más expuestos a los iraníes, ya que es Irán, a través de Hezbolá, quien controla Yemen. Es Irán quien les da las armas con las que atacan a Israel y a los barcos occidentales en la región.

Mientras esto sucede, Israel vive una situación cada vez más compleja a nivel interno. Su primer ministro está siendo investigado y la presión en las calles parece ir en aumento, en la medida en que Benjamín Netanyahu toma decisiones institucionales que son ampliamente criticadas. Esto podría impulsarlo a llevar adelante una nueva acción militar externa contra el último y más grande enemigo de Israel.

Más allá de las especulaciones sobre sus verdaderos intereses, el primer ministro Netanyahu; sus asesores; sus aliados en la coalición de Gobierno; y también Donald Trump entienden que es el momento de dar el golpe final contra quien alienta a los enemigos más cercanos de Israel: Irán.

El reloj comenzó por enésima vez una nueva cuenta regresiva hacia terreno inexplorado. Los iraníes obviamente conocen este escenario y, por esta razón, buscarán negociar un acuerdo con alguien en quien no confían. Sabiendo que posiblemente no se respeten los pactos, Irán acelerará su desarrollo nuclear a nivel militar para sentir que tiene algún tipo de escudo de defensa como no lo tuvo Saddam y sí el régimen de Kim Jong Un.

GUERRA GLOBAL

El mudo cambió de forma dramática en 2022 y todo debe verse con una visión de contienda global, en la que todos los puntos del planeta están conectados. La posible decisión de un ataque por parte de Israel y los EEUU contra la infraestructura nuclear iraní tiene otras ramificaciones que van más allá de esta región. La imagen de barcos chinos, rusos e iraníes llevando adelante maniobras conjuntas es la muestra de que no todo es lineal.

¿Qué dirán estas dos potencias si dicha acción militar se lleva adelante contra su socio y aliado? ¿Dejará Rusia solo a Irán, régimen que le provee las armas fundamentales para su guerra contra Ucrania? ¿Qué acción tomará China en su rol de potencia cada vez más dominante, ante la impredecibilidad mundial generada por EEUU al atacar o buscar desestabilizar a un aliado clave en Medio Oriente?

Esto me hace recordar una frase que solía decir hace muchos años un diplomático argentino cuando entonces hablábamos de esta crisis y de la posibilidad de una salida militar con riesgo nuclear: “Cuando un país está determinado a tener la bomba atómica, ni una guerra podrá detenerlo”.

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