En Venezuela, luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio pasado, que consagraron a Edmundo González Urrutia como el nuevo presidente del país caribeño, el régimen de Nicolás Maduro aumentó la represión y la cantidad de detenciones a civiles. Pero, en el territorio venezolano, la represión data de mucho antes que los últimos comicios.
En 2001, se pusieron en marcha «los círculos bolivarianos», que nacieron bajo la presidencia de Hugo Chávez Frías y que se hicieron conocidos como «los círculos del terror».
Su tarea era reprimir a todo aquel que se manifestara en contra del régimen y funcionar así como el ejército de defensa de Chávez.
Para eso, el régimen comenzó a repartir armas a los civiles y a robustecer los grupos de colectivos. Luego, los círculos bolivarianos pasaron a ser reemplazados por bandas armadas.
Una encuesta elaborada por Mercanálisis en julio de 2022 en Caracas, precisó que para el 55% de los consultados los círculos bolivarianos eran agresivos versus un 31% que consideraba que actuaban de manera pacífica.
En su momento, el Comando Supremo Revolucionario Bolivariano presentó un manual en el que argumentó que estos grupos «constituyen el sistema de organización básica del pueblo de Bolívar para activar y dirigir la participación de los individuos y comunidades en el proceso revolucionario con la finalidad de construir la sociedad y la nación libre, independiente y próspera que soñó el Padre de la Patria».
LA REPRESIÓN EN LAS PROTESTAS
En las protestas del 2004, en Venezuela murieron 16 personas, según puntualizó el sitio RealidadHelicoide.
En el 2005, la organización Human Rights Watch dio a conocer su informe anual en el que precisó que «a principios de febrero y finales de marzo de 2004, agentes de la Guardia Nacional y de la policía golpearon y torturaron a personas detenidas durante y después de las protestas que se llevaron a cabo en Caracas y otras ciudades venezolana».
«Los detenidos denunciaron haber sido golpeados durante y después del arresto con bastones, con el dorso de sables y con cascos, culatas y otros objetos», indicó.
Y agregó que «algunos denunciaron que los agentes arrojaron bombas de gases lacrimógenos dentro de los vehículos cerrados en los que se encontraban, causándoles malestar extremo, casi ahogamiento y pánico, mientras que otros describieron cómo les rociaron el rostro con el polvo de los contenedores de gas lacrimógeno, provocándoles quemaduras e irritaciones en la piel».
«Además, los detenidos declararon que les habían dado choques eléctricos con bastones mientras estaban detenidos e indefensos», añadió y marcó que «los presuntos abusos parecieran haber gozado de aprobación oficial en algún nivel de la cadena de mando».
En 2007, la Asamblea Nacional aprobó una ley que le permitió a Chávez gobernar por decreto durante un año y medio. Además, en ese mismo año, el chavismo no renovó la licencia de Radio Caracas Televisión (RCTV), la cadena de televisión más antigua del país.
Ante esto, miles de estudiantes salieron a la calle en forma pácifica para expresar su rechazo a las medidas del Gobierno. Otra vez, varias personas perdieron la vida y más de 80 fueron detenidas.
En 2017, ya bajo el mando de Nicolás Maduro, hubo nuevas manifestaciones en Venezuela y la represión se cobró la vida de 160 personas y dejó un saldo de miles de heridos y detenidos.
Aquí ya funcionaba El Helicoide, definido por las Naciones Unidas, como el mayor centro de tortura de América Latina.
Tres años más tarde, en 2020, la Misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presenta su informe en el que denuncia que las fuerzas de seguridad llevan adelante violaciones a los Derechos Humanos contra opositores políticos, militares y civiles.
En 2021, la Corte Penal Internacional da inicio a una investigación por presuntos crímenes de lesa humanidad.