Por Aadil Brar, de Newsweek
La principal agencia de espionaje de China ha advertido sobre la amenaza de un arma genética dirigida a una raza en particular.
El Ministerio de Seguridad del Estado (MSS), en una publicación en WeChat, una aplicación de red social nacional, dijo que las organizaciones podrían desarrollar un arma biológica para atacar a personas de un origen racial particular.
«Si son utilizadas por individuos u organizaciones con motivos ocultos, las armas genéticas pueden incluso desarrollarse para matar objetivos de una raza predeterminada, atacando selectivamente objetivos con genes raciales específicos», decía la publicación del MSS.
En los últimos meses, el ministerio ha pedido al pueblo chino que informe a sus organizaciones de seguridad pública sobre cualquier actividad sospechosa que «amenace la seguridad nacional».
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El ministerio ha alegado que estados-nación extranjeros han estado tratando de recopilar datos genéticos humanos de China, sin nombrar ningún país específico. El MSS advirtió además que las armas genéticas representan una amenaza mayor que las armas biológicas y químicas tradicionales, ya que pueden ocultarse fácilmente.
El MSS afirmó en la publicación que una organización no gubernamental (ONG) extranjera reclutó a ciudadanos chinos para recopilar «datos e información sobre la distribución de especies biológicas en varios lugares» y les obligó a «cargar los datos recopilados a través de una aplicación». El ministerio añadió que se vinculaba a un Estado-nación, sin aclarar el nombre del país.
La publicación dijo que los datos fueron transmitidos fuera de China y pueden haber puesto en peligro su «seguridad biológica y ecológica», nuevamente, sin nombrar ningún país en particular.
«En comparación con las armas biológicas y químicas tradicionales, las armas genéticas son más ocultables, engañosas, fáciles de propagar y dañinas a largo plazo, y son difíciles de prevenir, de aislar y de bajo costo. Una vez utilizadas en la guerra, las consecuencias serán devastadoras», escribió el MSS.
Vinculados al tema de las preocupaciones del MSS sobre la bioseguridad están los orígenes de la pandemia de COVID, que la publicación no menciona. China ha rechazado los pedidos de una investigación conjunta por parte de Australia y otros países sobre el origen del virus.
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La Organización Mundial de la Salud abandonó la segunda fase de la investigación después de decir que tenía dificultades para realizar físicamente el estudio en China.
Beijing también se ha vuelto cada vez más sensible a la transferencia de datos desde China continental a territorios de ultramar. En las últimas semanas, los organismos encargados de hacer cumplir la ley de China han investigado a empresas internacionales de debida diligencia financiera con sede en el país por su acceso a datos económicos patentados, que pueden revelar información sobre el estado de la economía.
En agosto, las autoridades chinas impusieron una multa de 1,5 millones de dólares a la empresa estadounidense Mintz Group por recopilar datos estadísticos de «forma ilegal».
Publicado en cooperación con Newsweek
