Tiene más de 150 metros de diámetro y su misión será ayudar a entender cómo se forman las estrellas y los planetas. Saldrá de la Antártida en diciembre de 2023 y ascenderá a una altura 4 veces superior a la de los aviones. En las capas más altas de la atmósfera dará vueltas durante un mes.
Los instrumentos que cuelgan debajo del globo (y que incluyen un telescopio infrarrojo) se enfocarán en las regiones en que se forman estrellas en la Vía Láctea y otras galaxias para realizar mediciones que nunca se habían hecho hasta ahora. Permitirá la creación de mapas 3D con el movimiento y la velocidad del gas que hay alrededor de las estrellas recién formadas. También explorará formaciones que permitirán entender cómo se formó el universo.
Desde hace más de 30 años, la NASA tiene un programa de globos aerostáticos llamado Scientific Balloon Program. Cada año pone en marcha entre 10 y 15 misiones que tienen como ventaja ser mucho más económicas y veloces para alcanzar las capas superiores de la atmósfera.
