Este martes, el primer ministro británico, Boris Johnson, dejó su cargo. Viajó a Escocia para presentar su renuncia oficial ante la reina Isabel II, quien luego aceptó formalmente a su sucesora, la conservadora Liz Truss, a quien le encargó formar un nuevo Gobierno.
Esta mañana, Johnson dio su última rueda de prensa en la puerta de la residencia oficial de los primeros ministros, el 10 de Downing Street, en Londres, y se despidió diciendo: “Esto es todo, amigos”. Se va en el medio de los escándalos que envolvieron a su gestión respecto a fiestas clandestinas y en un duro contexto de crisis global, con una guerra en Europa, problemas en el abastecimiento y el precio de la energía y una inflación sin control en el corto plazo.
Por eso, Truss prometió durante su campaña medidas de rápido impacto para contener el descontento social y, horas antes de asumir el cargo, ya anunció una primera iniciativa para evitar que la inflación llegue al 18% anual en enero de 2023: el congelamiento de las tarifas de energía.
Ante la inminencia del invierno, la flamante premier anunció, a través de un comunicado, que planea congelar las facturas de energía de los hogares durante 18 meses, a través de préstamos que el Gobierno les concederá a las empresas de ese sector para compensar el golpe sobre sus cuentas.
«Las compañías energéticas pedirían préstamos garantizados por el Gobierno para cubrir la diferencia entre el precio mayorista en el mercado y el precio fijo que cobran a los clientes», se explicó a través de la BBC, y se aclaró que “esos préstamos se devolverían en los próximos 10 o 20 años mediante suplementos en las facturas de los clientes”.
Para el Estado británico esto tendrá un fuerte impacto económico, ya que todo el plan podría implicar desembolsos de entre 100.000 y 130.000 millones de libras. Esto también incluiría un paquete especial para las empresas, pero sería anunciado en una segunda etapa, con una letra chica más extensa.
Tras ser elegida por el Partido Conservador este lunes, Truss prometió: «Me ocuparé de la crisis energética, de las facturas de la gente, pero también de los problemas a largo plazo que tenemos en el suministro de energía».
A pesar de no ser la más popular entre los candidatos y de tener una visión opuesta a la mayoría de los miembros de la convención de su partido respecto al gasto en ayudas, Truss se impuso con un perfil que busca emular al de Margaret Tatcher, promoviendo un plan de austeridad mientras se asiste a la población para evitar un estallido como resultado de la crisis inflacionaria y de liderazgo.
Tal como lo había contado Newsweek Argentina, una agrupación estaba llamando a la población a no pagar sus facturas a partir del 1° de octubre, denunciando que las empresas energéticas se estaban enriqueciendo a costa de la pérdida de poder adquisitivo de los británicos. Y ya habían superado las 100.000 adhesiones.
