La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que en Venezuela continúan las torturas y las detenciones arbitarias. Esta declaración se da en el contexto del cumplimiento de un año de los asilados en la Embajada argentina en Caracas y de los 100 días sin noticias del gendarme argentino Nahuel Gallo secuestrado por el régimen de Nicolás Maduro.
En una discusión en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la situación de Venezuela en 2025, la alta comisionada adjunta de la oficina, Nada Al Nashif, aseveró: «La independencia judicial no es respetada ni garantizada y la legislación antiterrorista continúa siendo ampliamente usada para perseguir y detener a personas en violación del debido proceso y las garantías de juicio justo».
Por lo tanto, «pedimos el fin de las detenciones arbitrarias y la liberación incondicional e inmediata de todos estos arrestados, incluyendo defensores de derechos humanos, investigadores, miembros de partidos políticos y sus familiares, periodistas y trabajadores humanitarios y de ONG».
Mencionó denuncias recientes sobre el uso de la tortura en centros de detención como el Rodeo I, en el Estado de Miranda, a las afueras de la Gran Caracas, y la muerte de al menos tres personas a quienes se les negó asistencia médica.
La número dos de la ONU también puso el foco en las denuncias de maltrato a los familiares de los presos políticos, como el denegarles de forma arbitaria las visitas o los abusos al registrarlos para ingresar a los centros de detención.
«Las dificultades que expresan las víctimas o sus familiares para cooperar (con la Misión) se basan en una realidad de extorsión por parte del Estado», aseguró Patricia Tappata Valdez, defensora de los DDHH.
Y agregó: «A través de medios concretos como aquellos casos que tienen resonancia y cuyos familiares presentan algún tipo de denuncia, verán restringidos sus derechos o sus beneficios si están en prisión«.
«Y aquellas personas que formulan denuncias por violaciones a derechos humanos o expresan una opinión crítica, pueden ser objeto de detención y de pérdida, en un universo donde la información sobre suerte y paradero es si no imposible, incierta», marcó.
La entidad afirmó que siguen llevándose a cabo las despariciones forzadas de opositores, activistas, periodistas en «un clima de miedo, intimidación y persecución que silencia las voces percibidas como disidentes».
