Donald Trump volverá a ser presidente de los EEUU luego de una amplia victoria sobre la demócrata Kamala Harris, que no pudo imponerse en los estados clave e incluso perdió el control del Senado, que ahora estará en manos de los republicanos.
Los primeros análisis hacen foco en la influencia de la situación económica del país por el aumento del costo de vida, pero para Darío Lopérfido ese triunfo se explica, en gran medida, por la ideologización de la campaña demócrata y el rechazo de la población a la agenda ‘woke’.
Según lo analiza el intelectual argentino en su espacio de cada miércoles, Harris y su partido no lograron conectar con los problemas reales de la sociedad estadounidense: “la economía, la seguridad y la justicia”. En esta charla con Newsweek Argentina ofrece su siempre aguda visión sobre este nuevo escenario mundial.
La revancha: ganó Donald Trump y volverá a ser presidente de los EEUU
LA DERROTA DEL MUNDO ‘WOKE’
El análisis de Darío Lopérfido, desde España
Para el exsecteraio de Cultura argentino y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, “el extraordinario triunfo de Donald Trump en las elecciones de los EEUU permite hacer varias lecturas”.
La primera y “la más obvia”, segpun su perspectiva, es que “es inconcebible que el Partido Demócrata haya puesto a Kamala Harris de candidata, que es de una nulidad política absoluta”.
“No creo que haya habido demócratas que hayan votado por Trump, pero sí probablemente muchos no hayan ido a votar, porque era votar a una tilinga, a una frívola, a una persona sin ninguna substancia”, enfatizó.
En tanto, “la segunda cuestión importante es que significa la derrota total del mundo ‘woke’”. En ese sentido, afirmó: “La famosa frase ‘go woke, go broke’ se vio aquí como nunca porque el Partido Demócrata, que a lo largo de su historia había movido más hacia el centro, en estas elecciones abrazó a esa izquierda ‘woke’. De hecho, Kamala Harris dijo en algún momento de la campaña ‘hay que ser woke’. Cometieron este error en un momento en el que se está viendo a ese concepto en EEUU como autoritario, fascista y contrario a la libertad de expresión”.
Más en detalle, argumentó: “El Partido Demócrata está completamente copado por esa ideología, y no se dieron cuenta de que esa ideología había entrado en decadencia. Muchos de los que estuvieron en la insurrección del Black Lives Matter están procesados por corrupción. El autoritarismo respecto a cómo se refería a la gente, con qué pronombre. El abrazo a la agenda LGBT y su inclusión en todo de manera invasiva, cuando el mundo ya no tiene ninguna animosidad respecto a la elección sexual de cualquiera. Insistir con eso e ir detrás de negocios vinculados a esa agenda (como suele pasar). Abrazar fanáticamente temas como el aborto, que no es un tema que incluya a la mayoría de la población. Se puede tener una postura u otra, pero no puede ser un tema central en la campaña, como lo fue en la de Kamala Harris”.
Por lo tanto, consideró: “Trump estuvo comodísimo en esta campaña. Independientemente de lo que cada uno piense de Trump –de hecho, yo no soy un fan suyo-, no se le puede dejar de reconocer su lectura de la sociedad americana y su intuición respecto de lo que está pasando”.
“Cuando se abrazan posturas completamente ideológicas, como hizo el Partido Demócrata, se olvidan las necesidades prácticas de la gente. Hablaban de todo esto, pero no de cómo aumentaba el costo de vida de los estadounidenses, de cómo amplias zonas de los EEUU se desindustrializaron y, fundamentalmente, cómo toda esta agenda ‘woke’ y el odio a las fuerzas de seguridad que produjo una crisis de seguridad en muchos sectores del país”, subrayó.
Y aclaró: “No en Nueva York o Washington, por supuesto, pero el país es muy grande y hay muchos lugares donde los ciudadanos no se sienten seguros”.
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Para Lopérfido, “esa es la agenda que le importa a la gente: la seguridad, el aumento del costo de vida, la pérdida de empleo porque su ciudad se desindustrializa”. “No le importa escuchar todo el tiempo a los políticos hablar de políticas identitarias, del colectivo LGBT y, por supuesto, no le gusta que se coarte la libertad de expresión, cuando alguien pasa a ser un apestado y queda afuera de cualquier ámbito académico o laboral por decir algo que pueda ofender a algún colectivo”, agregó.
“Cuando un partido levanta una agenda identitaria, ‘woke’, se está olvidando de los problemas reales de un país, que siempre son la economía, la seguridad y la justicia”, insistió el exdirector del Teatro Colón.
“NO LE IMPORTA A NADIE”
En tercer lugar, indicó: “Me resulta muy curioso lo que pasó con la prensa. Estaba leyendo que durante la campaña el 75% de las menciones a Kamala Harris en la prensa fueron positiva, mientras que el 85% de las menciones a Donald Trump fueron negativas. La prensa, por subirse a cierto tipo de agendas, especialmente la prensa ‘progre’, también dejó de ser el hilo conductor de la democracia”.
“A los ciudadanos no les importa que la prensa haya mencionado positivamente a Kamala Harris y mayoritariamente haya puesto en cuestión a Donald Trump. Le importó nada a la población a la hora de votar. Gran enseñanza para los medios progres de los EEUU que todavía creen que fijan agenda. Han dejado de hacerlo”, resaltó el intelectual.
Y sostuvo que “la agenda hoy en el mundo se fija de maneras muy distintas, y llegar a lo que siente un ciudadano no es más no se puede hacer más desde las páginas de un diario; se ha complejizado muchísimo, y estas elecciones en EEUU lo dejan en evidencia”.
Por caso, ratificó: “Dedicaron horas y horas a hablar bien de Kamala, y prácticamente obtuvo el peor resultado que han tenido los demócratas en su historia”.
Pero los medios no son para él los púnicos derrotados del sistema comunicacional. “El mundo del espectáculo ha hecho el ridículo una vez más. Actores, cantantes populares, y no solo de EEUU, sino también de Europa o de Argentina, todos, se mostraban horrorizados por la posibilidad de que Trump gane las elecciones, y les pedían a los ciudadanos que voten a Harris. En EEUU esto fue tremendamente masivo. Algunos ya no parecían actores, sino militantes. Mark Ruffalo, Taylor Swift, Jeniffer Aniston, todos con su cartelito de ‘Kamala Harris’”, consideró.
Asimismo, siguiendo esa línea, añadió: “Son otros que no han entendido que su opinión no le importa a nadie. La opinión de un actor o una actriz puede tener algún valor cuando habla de la película o serie que va a hacer, o del nuevo disco de un cantante. Opinan de política desde una élite de negocios, porque son un grupo de gente rica, no representa en nada lo que le pasa al ciudadano promedio”.
“El mundo del espectáculo es también el gran derrotado de esta elección, tanto como los mencionados medios progres”, expresó.
Y esto se suma a lo que para él es otra derrota importante: “También perdió el feminismo fanático que ve al hombre como un potencial violador. También es uno de los grandes derrotados. Nadie quiere sentirse acusado cuando no ha hecho nada malo. Y eso también se expresaba en la agenda demócrata”.
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Ante este escenario, Lopérfido celebró: “Por suerte, el mundo ‘woke’, identitario, que desprecia al que piensa distinto, que se mete con la libertad de expresión, todo esto que hemos visto en los últimos años y que ha nacido en las universidades norteamericanas, ha sido extraordinariamente derrotado”.
Finalmente, advirtió: “Todas estas son buenas noticias. Desde luego, de aquí en más vamos a ver qué pasará en el plano de su gobierno. Pero esa ya es otra materia”. Pero concluyó: “Por lo pronto, hoy el mundo ‘woke’ perdió. La prensa tradicional perdió. El mundo del espectáculo perdió. El feminismo fanático y acusador perdió. Y también perdió esta concepción de hablarle a la gente de cosas que no le importan y olvidarse de sus problemas reales”.