En la previa del debut de la Selección de Francia en la Eurocopa, la estrella del equipo, Kylian Mbappé, brindó una conferencia de prensa en la que fue consultado por la actualidad política del país, que enfrentará en breve unos comicios anticipados tras la mala performance del oficialismo en los recientes comicios para parlamentarios de la Unión Europea, donde la derecha ganó terreno.
Le preguntaron al joven campeón y subcampeón del mundo qué pensaba sobre el tema y respondió que había que alejarse de los extremos. Muchos medios en todo el mundo interpretaron que se refería puntualmente a la extrema derecha, encarnada por Marine Le Pen, pero Darío Lopérfido asegura que eso se debe a una tergiversación de la verdad por parte de medios a los que considera sumidos en una agenda “woke”.
En diálogo exclusivo con Newsweek Argentina, el intelectual argentino analizó el caso y aseguró que el comportamiento de muchos medios importantes explica el colapso de medios tradicionales y el avance de las redes sociales como canal de información de las sociedades del siglo XXI.
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LA POSVERDAD Y LA DEBACLE DEL PERIODISMO
El análisis de Darío Lopérfido, desde España
¿Por qué la gente se informa cada vez más a través de las redes sociales, poniendo en jaque el tradicional rol de los medios de comunicación? El exsecretario de Cultura argentino y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, tiene una postura al respecto: “Es difícil intentar explicar y llegar a una conclusión acerca de cuál es el rol de los medios en este momento, a partir de la cantidad enorme de información que circula en las redes sociales. Yo creo que los medios de comunicación en general están pasando un muy mal momento. Básicamente porque las redes sociales y esas cosas son un factor de distorsión permanente, pero también porque hay una dificultad de algunos medios de comunicación de encontrar un lugar cierto”.
Según su visión, son los propios medios los que han abandonado el rol que la sociedad les había asignado. “Entre tantas posibilidades para informarse, uno podía pensar siempre que los medios venían a ser, como deberían ser hoy, certificadores de la verdad. O sea, si uno veía un tuit y tenía dudas sobre su veracidad, se suponía que entrar a un medio implicaba que era veraz; y si no estaba o estaba distinto, ese tuit podría ser considerado, como se dice habitualmente, ‘un bulo’ o una información interesada”, aseguró.
“El extraordinario problema es que lo que estamos viendo cada vez más es que hay medios, comunicadores y periodistas que no funcionan bajo esa lógica”, señaló Lopérfido.
Y brindó algunos ejemplos: “Antes, los medios podían tener, especialmente los más importantes, los grandes periódicos, cierto perfil ideológico, pero con un apego a la verdad muy grande. Uno sabía siempre cuando leía el New York Times que el New York Times era más partidario al Partido Demócrata en los EEUU, pero la información era de calidad; no se hacían desde ahí distorsiones por una cuestión ideológica del periódico. Y El País de Madrid era un diario que desde su nacimiento tuvo que ver con el pensamiento de los socialistas españoles, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Pero aún así trataba de trabajar con reglas basadas en la velocidad, en el chequeo de la información”.
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La situación actual, sostuvo, es diferente: “Ahora lo que vemos (al menos yo lo veo prácticamente una vez por semana) es que hay medios de comunicación y hay periodistas que distribuyen la información distorsionada por su ideología. O sea, ponen por delante esa ideología antes que la información, y en algunos casos, como el que voy a mencionar ahora, transmiten la traducción literal de lo que dice una persona”.
En ese marco, tomó como ejemplo el mencionado caso de Kylian Mbappé. “El otro día Mbappé dijo en una conferencia de prensa algo vinculado a la política en Francia, a lo que está pasando, y afirmó que había que huir de los extremos, salir de ellos para buscar la concordia, una serie de cosas por el estilo”, comenzó a contar.
“En efecto, en Francia hay dos extremos. Si alguien siguiera (como lo hago yo) la política francesa, podría ver claramente que un extremo es Le Pen, que desde hace un tiempo está tratando de moverse un poco al centro; y el otro es Mélenchon, que representa la Francia insumisa, que es una izquierda imbécil, una izquierda antisemita, una izquierda de discurso violento”, describió quien también fuera director del Teatro Colón de Buenos Aires.
Y continuó: “Por lo que está pasando con los ataques a los judíos en Francia, mucha gente que es de centro dice que prefiere al partido de Le Pen antes que al de Mélenchon. Pero pensemos un segundo en un judío al que ahora lo están persiguiendo y en Mélenchón, que lo que hace es incentivar ese discurso de persecución, uno puede entender ese cambio de preferencia”.
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Fue en ese marco, añadió, que surgió un diálogo que ratificó su idea sobre esta problemática. “Una periodista argentina, María O’Donnell, publica un tuit donde dice que Mbappé, un joven responsable, está hablando en contra de la extrema derecha de Le Pen. Repito: Mbappé había hablado de los extremos, y los extremos, para cualquiera que esté siguiendo la política francesa, son normalmente el partido de Le Pen y el partido de Mélenchon”, contó y prosiguió: “En un tuit yo le dije ‘pero, María, yo lo leo, lo estoy leyendo del francés, lo escuché del francés, y dice ‘los extremos’’. Y María O’Donnell me contesta: ‘Bueno, pero busqué el contexto’”.
“Resulta que el contexto era un artículo que había publicado El País. ¡Miren ustedes qué disparate! El sesgo de confirmación que tiene una periodista para decir algo no es lo que dice el protagonista (Mbappé), sino ir a buscar lo que dice un diario que se llama El País, que es un diario que está en plena agenda “woke” y que también tiene un discurso antisemita. O sea, sabemos lo que va a decir”, enfatizó.
Pero Lopérfido de todos modos decidió ir en busca del artículo citado. “¿Y qué decía el diario El País? Decía algo así como ‘Mbappé habló en contra de los extremos’ -es decir, no mentía-, pero después decía, ‘se pronunció contra la derecha extrema’. O sea, los periodistas de algunos diarios acomodan la realidad a su ideología. Y eso es muy grave”, opinó.
“Esto se viene repitiendo todo el tiempo. Cito esto de María O’Donnell porque interactué con ella en un tuit, y cito lo de El País porque ya es un diario desopilante, con las barbaridades que ponen para abonar su idea de izquierda”, aseveró, y sumó: “Cierta decadencia similar tuvo el New York Times. Y aunque ahora están tratando de corregirlo, muchos nos preguntamos si no será tarde, porque también han caído en un pozo de falta de veracidad y de inteligencia”.
Pero el caso de Mbappé no es el único, consideró Lopérfido. “Todas las semanas encontramos estas cosas. Son muchísimos los periódicos que miro para, por ejemplo, ver la cobertura de la guerra en Gaza. Es impresionante cómo hay un montón de periódicos -o de periodistas, ya no lo sabemos- a los que no les gustan los judíos, acusan a Israel y todo el tiempo están hablando de sus ataques”, agregó.
EL TERRORISMO COMO “FUENTE”
Para el intelectual argentino, los medios tratan el conflicto en Medio Oriente con una mirada sesgada, e incluso “mentirosa”. “Quiero decir algo y ajustarme puntualmente a lo que pasó. No había un conflicto ahí hasta que Hamás, el gobierno de Gaza, se metió en Israel, violó, mató y atacó. Pero no sólo fue un ataque; demostraron la perversión más absoluta: violar chicas, fotografiarlas, mostrarlas muertas y violadas, matar niños, todavía hay más de 120 secuestrados, o sea, una cosa vinculada al mal absoluto”, afirmó.
“¿Qué les pasa a todos estos medios y periodistas que odian a Israel y a los judíos? Realmente no lo sé, pero hablan todo el tiempo soslayando que el ataque de Israel tuvo que ver con una respuesta a lo que había hecho la gente Hamás”, analizó.
Siguiendo esa línea, evaluó el método utilizado para la cobertura periodística. “Repiten todo el tiempo lo que dice Hamás. Quedan en ridículo citando la información de Hamás, que nunca da información como la da el Ejército de Israel. El Ejército de Israel da información pública; siempre aparece un vocero y dice lo que pasó. Los terroristas no hacen eso”, indicó.
Y añadió: “Ahora, muchísimos medios de todo el mundo, como El País, cuando quieren citar una fuente ponen al Ministerio de Salud de Gaza. También lo ponen los organismos internacionales. Tengo que recordarles que el ministro de Salud de Gaza es un señor de Hamás, un señor que es terrorista y que está puesto en el cargo por la organización terrorista”.
“¿Cómo pueden tomar de fuente, no sólo a una de las partes, sino, además, tomar de fuente a la parte terrorista? De un lado hay un Estado democrático y del otro, un grupo terrorista; y ellos (estos diarios y periódicos) ponen como fuente a la información dada por un terrorista”, se preguntó con indignación.
Para ilustrarlo mejor, ofreció un ejemplo mucho más cercano al mundo occidental: “Entendamos esto: es como si cuando ETA ponía bombas hubiese dicho no murió nadie y el diario X pusiera la información ‘no murió nadie en el atentado. Fuente: ETA’. No podrían hacer eso. Sonaría de locos. Pero esto es lo que están haciendo muchos periódicos en el caso de Gaza y en el caso del conflicto en esa región”.
EL OCASO DEL “CUARTO PODER”
“Todos estos son ejemplos de los últimos días. El de Mbappé fue una vergüenza, porque no solo incluye a María O’Donnell y el diario El País, sino que medios de izquierdas franceses dijeron lo mismo, cuando se trataba solamente de escuchar lo que estaba diciendo un señor. Ya no se trata de hacer mal periodismo; ya es simplemente querer que las noticias sean como uno quiere”, sostuvo Lopérfido.
Desde su punto de vista, esta relación entre medios y poder puede tener un buen final, especialmente para los medios que no entienden los límites entre ideología y verdad.
“Mal pronóstico para los medios que abandonan su rol. Nadie les pide que no tengan ideología. Hay medios que tienen ideología, y está bien que la tengan. Pero hay otros que hoy son directamente voceros de su presidente. El diario El País, por caso, es como el vocero de Pedro Sánchez. Pero ni siquiera me parece mal eso: lo que me parece tremendo, porque ataca a la credibilidad de los medios, es que los medios quieran adaptar la verdad a su línea editorial”, subrayó.
Y concluyó con un fatal vaticinio: “De lo contrario, lo que va a pasar es que cada vez más gente se informa por las redes sociales. ¿Por qué? Porque si el medio va a decir una barbaridad como que Mbappé habló mal de la extrema derecha o que hay tantas personas perjudicadas por un ataque que después nos enteramos que el ataque no existió y que la fuente fue el Ministerio de Salud de Gaza, ¿para qué leer los diarios? ¿Para qué leer diarios si uno puede leer esas mismas cosas en las redes sociales? Siguiendo esa lógica, los medios están cavando su propia fosa”.