El jueves amanecía con la expectatica de que Reino Unido y la Unión Europea anuncien un esperado acuerdo comercial que evite un final caótico para el Brexit, la primera gran falla en los 70 años del proyecto de forjar una unidad paneuropea tras las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras que un acuerdo de última hora evitaría el más amargo de los finales para el Brexit, Reino Unido se encamina hacia una relación mucho más distante con su mayor socio comercial de lo que casi nadie esperaba en el momento del referéndum celebrado en 2016.
Fuentes de Londres y Bruselas dijeron que el acuerdo estaba cerca, después de que el primer ministro británico Boris Johnson mantuviera una teleconferencia nocturna con sus ministros principales, mientras los negociadores de Bruselas analizaban minuciosamente una serie de textos jurídicos.
No obstante seguía sin haber una confirmación oficial del acuerdo, pero se espera que Johnson dé una conferencia de prensa a lo largo de la jornada, justo siete días antes de que Reino Unido abandone el mercado único y la unión aduanera de la UE.
El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Simon Coveney, dijo que tan sólo un problema de última hora relacionado con la pesca estaría retrasando el anuncio del acuerdo, si bien se seguía esperando que un pacto se hiciera público a lo largo del jueves.
«Hay algún tipo de problema de último minuto» relacionado con unos «detalles» de un acuerdo de pesca, dijo Coveney a la radio irlandesa RTE después de semanas de tira y afloja sobre la cantidad de pescado que los barcos de la UE podrán capturar en aguas británicas.
«Ciertamente la sensación y la expectativa es que tendremos un acuerdo de Nochebuena sobre el Brexit y puedo decirles que será un enorme alivio», dijo Coveney.
Reino Unido abandonó oficialmente la Unión Europea el 31 de enero, encontrándose desde entonces en un período de transición en el que las normas sobre comercio, viajes y negocios no han cambiado. Pero tras el final de este año Bruselas lo tratará como a un tercer país.
De llegar a un acuerdo de cero aranceles y cero cuotas, ayudaría a suavizar un flujo de bienes que representa la mitad de sus 900.000 millones de dólares de comercio anual. También reforzaría la paz en Irlanda del Norte, una prioridad para el presidente electo de EEUU, Joe Biden, quien ha advertido a Johnson que debe respetar el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998.
Incluso con un acuerdo es seguro que se producirán algunas interrupciones a partir del 1 de enero, cuando Reino Unido termine su a menudo tensa relación de 48 años con un proyecto dirigido por el eje franco-alemán que buscaba unir en una potencia global a las naciones arruinadas de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Tras meses de conversaciones que afectadas tanto por la crisis de COVID-19 como por las diferencias entre Londres y París, los líderes de los 27 Estados miembros de la UE han apostado por un acuerdo como la forma de evitar la pesadilla de un divorcio «caótico».
Pero la segunda economía más grande de Europa abandonará tanto el mercado único de la UE de 450 millones de consumidores que la difunta primera ministra británica Margaret Thatcher ayudó a crear, como su unión aduanera.
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