Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado este miércoles, asegura que la sequía tendrá un fuerte impacto también en Uruguay, y no solo en Argentina, donde se vive la peor sequía en los últimos 70 años.
La producción agrícola se verá reducida significativamente mientras los precios de commodities como la soja siguen bajando (esta semana perforó el piso de los US$ 500 la tonelada). Por lo tanto, tendrá menos dólares por exportaciones y eso derivará en que la economía crezca en 2023 menos de lo previsto: será un 2%.
De acuerdo al organismo, las correctas políticas monetarias de la administración de Luis Lacalle Pou permitirán, de todos modos, controlar la inflación, bajándola hasta el 7%. Pero está claro que el mandatario deberá profundizar su ajuste para alcanzar las metas del Banco Central también para 2024. Y eso podría generar malestar en parte de la población.
Las consecuencias de la sequía y el calor extremo: escacez de agua y muertes
Según el comunicado del organismo, “los principales riesgos macroeconómicos se derivan de un empeoramiento de las condiciones financieras externas, el deterioro de las tensiones geopolíticas internacionales y el impacto de la sequía”. Y agrega que el historial del país en la implementación de políticas macroeconómicas sólidas en un entorno desafiante ha mejorado la resistencia de la economía a los choques, con solo un bajo nivel de riesgos fiscales.
Pero la sequía tiene efectos mucho menos abstractos: más de 2 millones de personas se encuentran sin agua potable desde hace una semana. Vale recordar que Uruguay tiene 3,4 millones de habitantes.
Según los relatos recogidos por The Associated Press, al abrir las canillas la gente se encuentra con un líquido salado y más denso que lo habitual. “El agua no es potable (pero) es bebible”, le explicó a la prensa el ministro de Ambiente, Robert Bouvier.
Más de 2 millones de uruguayos se encuentran sin agua potable por la sequía (Foto: Ministerio de Ambiente de Uruguay)
Por la falta de lluvias y las altas temperaturas, se secaron dos embalses del Río Santa Lucía, en los que se encuentran las tomas que abastecen a casi el 60% de la población del país. Para suplir ese déficit, se habilitó otra toma del mismo río, mucho más cercana al Río de la Plata, cuya salinidad es mayor y, por lo tanto, posee más sodio.
Según la OMS, el nivel máximo recomendado por litro de agua es de 200 mg, pero las autoridades uruguayas admiten que el fluido que se está distribuyendo actualmente llega a los 440 mg, es decir, más del doble.
La sequía podría ocasionar que la campaña agrícola de este año sea la peor de las últimas cinco
El Ministerio de Salud brindó una conferencia de prensa en la que advirtió que las personas embarazadas y aquellas con problemas cardíacos ya no pueden consumir agua de la canilla. “No sabemos si mañana o en una semana vamos a seguir con los mismos valores de sodio o no”, explicó Karina Rando, titular de la cartera.
En tanto, el presidente de Obras Sanitarias del Estado (OSE), Raúl Montero, sostuvo que todavía quedan reservas para otras dos semanas, en las que se espera que llueva para paliar la situación. De todos modos, que ocurrirá si esto no sucede es por ahora una incógnita.
Mientras tanto, la población está comprando agua embotellada para beber, e incluso para tomar mate. Y por el momento no se han registrado problemas en el abastecimiento.
